El Papa: Un pensamiento a los prisioneros de guerra, tantos torturados

El Papa: Un pensamiento a los prisioneros de guerra, tantos torturados

El Papa Francisco en sus saludos después de la catequesis dirigió su pensamiento a los pueblos en guerra, Tierra Santa, Ucrania, y recordó a los prisioneros de guerra, muchos de ellos torturados, hiriendo su dignidad.

 

El Papa dirigió un apremiante llamamiento en la audiencia general por los pueblos en guerra, por los prisioneros de guerra, muchos de ellos torturados. Recordó a Tierra Santa, Palestina, Israel, la «atormentada» Ucrania.

“Y hablando de prisioneros, nos vienen a la mente los que son torturados. La tortura de los prisioneros es algo feo, no es humano. Pensamos en tantas torturas que hieren la dignidad de la persona, y en tantos torturados... Que el Señor ayude a todos y bendiga a todos”

El 30 de mayo, del año pasado, el Video del Papa hizo un enérgico llamamiento a la abolición de la tortura: “Es imprescindible poner la dignidad de la persona por encima de todo”, señala Francisco, que denuncia no solo las formas más violentas de tortura, sino también aquellas “más sofisticadas, como el trato degradante, la anulación de los sentidos o las detenciones masivas en condiciones inhumanas”.

Cultivar la templanza

Con la templanza – tema de la catequesis del Papa correspondiente a la audiencia general de esta mañana celebrada en la Plaza de San Pedro, se concluyó la reflexión sobre las cuatro virtudes cardinales a las que Francisco se refirió en las últimas semanas, revelando sus raíces y su riqueza para nuestra vida. "Para los griegos –observó el Santo Padre– la práctica de la virtud tenía como meta la felicidad”.

"No es verdad que la templanza vuelva a uno gris y sin alegría", dijo el Pontífice al describir la templanza y quién es la persona que la posee, inspirándose de nuevo en el pensamiento de los antiguos y refiriéndose al Catecismo de la Iglesia Católica. 

En los saludos del Papa a los fieles francófonos, les pidió que aprendan a cultivar la virtud de la templanza, para controlar las nuestras palabras y nuestras acciones, para evitar conflictos inútiles y promover la paz en nuestra sociedad.

En italiano, deseó que todos los presentes, al partir de Roma regresando a sus respectivos ambientes de vida, lleven consigo, el testimonio de un compromiso renovado de fe laboriosa, contribuyendo a lograr que resplandezca en el mundo la luz de Cristo resucitado.

 

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