Papa - Macri. Una relación que recién se empieza a construir

Papa - Macri. Una relación que recién se empieza a construir

Los próximos pasos del gobierno argentino serán decisivos. Sobre todo en el campo de la lucha contra la pobreza y el narcotráfico

por Eduardo Sarandí 

Ciudad del Vaticano

Si la foto oficial refleja el estado actual de las relaciones, el camino del gobierno de Macri para acreditarse ante los ojos del Papa recién comienza. Pero si a nadie se le puede negar un voto de confianza, mucho menos puede hacerlo el autor del Jubileo de la Misericordia, y Macri tiene por delante la ardua responsabilidad de pacificar el país y volver a encauzarlo por el camino del crecimiento con justicia y equidad.

Algunos observadores se apresuraron a cronometrar la duración del encuentro del presidente Macri y el Papa Francisco: 22 minutos. Un récord de brevedad, se podría decir. Pero en el primer encuentro oficial no se podía esperar mucho más. No solo por la facilidad que supone el mismo idioma, que evita la participación de un intérprete cuya presencia normalmente duplica los tiempos, sino porque tampoco era probable que el Papa marcara demasiado la diferencia, como si se sintiera liberado de la necesidad de medirse con Cristina Kirchner.

Pero la impresión general fue que Macri estaba “rindiendo examen”. Se están sentando las bases de un diálogo cuyo futuro dependerá mucho de la actitud del nuevo inquilino de la Casa Rosada. En efecto, la lucha contra la pobreza y el narcotráfico fueron algunos de los temas centrales del coloquio. Y la forma como el nuevo presidente afronte esas dos emergencias permitirá deducir también las chances que existen de establecer una sintonía con la Santa Sede. “Durante el transcurso de los cordiales coloquios, que manifiestan el buen estado de las relaciones bilaterales entre la Santa Sede y la República Argentina –explica una sobria nota del Vaticano-, han sido abordados temas de mutuo interés, tales como la ayuda al desarrollo integral, el respeto de los derechos humanos, la lucha a la pobreza y el narcotráfico, la justicia, la paz y la reconciliación social”.

Traducido, significa que están dados todas las condiciones y la disponibilidad del Vaticano para un trabajo en común y de amplio espectro, siempre tomando en cuenta la necesaria distinción de roles y responsabilidades. Y a pesar de que forman parte de la rutina oficial, sin duda tuvieron relevancia en este sentido las posteriores reuniones con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, y monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.

Al finalizar el encuentro, Macri recibió a los medios en la embajada argentina ante la Santa Sede. En esa oportunidad el presidente declaró que había invitado a Francisco a visitar Argentina. “Este año no será posible –le respondió el Papa- quizás el año que viene”. Antes habrá tiempo para cumplir con los compromisos asumidos. En el momento de intercambiar los regalos, Macri le ofreció al Papa un poncho, una cruz de Matará de madera, símbolo de la evangelización de América Latina, y doce CD de tango. A su vez Bergoglio le entregó al presidente argentino un medallón con dos ramas de olivo separadas que vuelven a unirse. “Me gusta dar este regalo a los jefes de Estado –explicó Francisco-. Es un olivo con dos ramas y en el medio algo que no funciona, que está separado. Es el olivo el que los une”.

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