Francisco se reúne con la Fraternidad Apostólica de la Misericordia y la Pequeña Casa de la Misericordia de Gela, que este año celebran su 25º y 10º aniversario respectivamente, y exhorta a quienes allí participan en diversas obras de caridad a cultivar y fortalecer cada vez más la espiritualidad de la Misericordia y del Pan Único, y a revelar cada día la ternura del rostro del Padre.
Por Tiziana Campisi
Un comedor diario para los pobres, talleres de artesanía, servicios de recuperación escolar, espacios de diálogo para familias en dificultad: con estas iniciativas, en Gela, la Fraternidad Apostólica de la Misericordia y la Pequeña Casa de la Misericordia buscan "abrazar en la caridad a todos los hombres y a toda la persona, respondiendo a múltiples necesidades". Lo subrayó Francisco, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, al encontrarse con el nutrido grupo de peregrinos sicilianos, llegados a Roma para celebrar dos aniversarios: los 25 años de la Fraternidad y los 10 años de esa 'casa' nacida de una idea suya, sugerida en 2013 a un joven sacerdote de Piazza Armerina - el padre Pasqualino Di Dio- que le había hablado de la realidad social de su diócesis y de las dificultades de tantas familias,
"Se han dejado estimular e inquietar por las necesidades de los hermanos y hermanas que Dios ha puesto en su camino, especialmente los últimos y los más necesitados. Ante ellos, no han "pasado página", sino que se han detenido, haciéndose cercanos y cuidando de ellos, con creatividad, valentía y generosidad".
El Papa con el padre Pasqualino di Dio
Quien se beneficia del bien llega a conocer a Dios
La invitación del Papa es a continuar las diversas obras iniciadas, a "cultivar y fortalecer cada vez más" la espiritualidad de la Misericordia y del Pan único, y a revelar cada día, en el servicio y en el don de sí mismo, "la ternura del rostro del Padre".
"Háganlo todo con un único deseo: que las personas que se encuentren con ustedes lleguen a conocerle a Él. Procuren, al hacer el bien, desaparecer, con humildad, para que en lo que haces aparezca sólo el Señor y todos puedan llegar a Él."
Francisco entra sonriente en la Sala Clementina
Confidencialidad y bondad
Como decía santa Faustina Kowalska, inspiradora junto a san Juan Pablo II de la Fraternidad y de la Casa de la Misericordia, "un alma humilde influye en el destino del mundo entero", recuerda Francisco, añadiendo que esto sucede "porque la humildad hace a uno cercano a Dios y a los hermanos, capaz de una caridad delicada, discreta y silenciosa, que hace noble el dar, fácil el recibir y natural el compartir".
"Por tanto, tengan siempre, hacia las personas que el Señor les confía, un trato reservado y amable, y un estilo de disimulo, como esos padres, o amigos, o hermanos y hermanas cuya presencia, allí donde hay necesidad, es tan espontánea y "normal" que pasa casi desapercibida. Al fin y al cabo, así nos ama Dios: con humilde magnanimidad, momento a momento, dándonos todo sin esperar nada a cambio."
El abrazo del Papa a un niño
Inquietud creativa y humildad
Dos actitudes sugiere, por último, el Papa a los comprometidos en la Pequeña Casa de Misericordia de Gela: "Una santa inquietud creadora y una gran humildad". Con el fin de "estar listos y ser concretos al responder a las necesidades de los hermanos y, al mismo tiempo, llevar a todos a un encuentro personal con el rostro misericordioso del Padre".
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