Por Diego López Marina

“Debido a la delicada naturaleza del papel del cardenal vicario, el Papa Francisco ha comunicado a los obispos, sus estrechos colaboradores, que se tomará un tiempo para realizar un sano discernimiento sobre la persona que desempeñará este papel”, se lee en un comunicado difundido el 8 de abril, tras un encuentro del Santo Padre con el Consejo Episcopal romano en el Palacio Apostólico.

“En esta fase de transición el Santo Padre animó a los obispos a continuar el ministerio pastoral y las actividades administrativas ya iniciadas anteriormente”, continúa el mensaje.

Según lo dispuesto en el artículo 14 § 3 de la Constitución Apostólica In Ecclesiarum Communion sobre la organización del Vicariato de Roma, mientras el cargo de Cardenal Vicario esté vacante, todas sus funciones y poderes, incluida la representación legal, serán ejercidos por el Vicegerente, Mons. Baldassare Reina.

Sobre el Vicario General de Roma

El Vicariato General de Roma, bajo la guía del Cardenal Vicario, también conocido como Vicario del Papa para la Diócesis de Roma, despliega una labor esencial en la administración pastoral y eclesial en la Ciudad Eterna.

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Este cargo, aunque vinculado estrechamente al Papa, no debe confundirse con el propio Pontífice, quien, como Obispo de Roma y Vicario de Cristo, tiene autoridad sobre la Iglesia Católica en todo el mundo. Por su parte, el Vicario de Roma actúa como su delegado en la administración diocesana, encargado de gestionar asuntos pastorales, litúrgicos y administrativos en su nombre.

El Cardenal De Donatis, hasta hace unos días Vicario General para la Diócesis de Roma y arcipreste de la basílica papal de San Juan de Letrán, dejó vacante el puesto de Vicario General. Aún no se ha anunciado su sucesor, pero se espera que su nombramiento se realice pronto, especialmente con miras al Jubileo de 2025.