Y advirtió a los fieles: cuidado, que no haya alguno un poco despierto o demasiado listo que les diga que tienen que pagar para pasar por la Puerta Santa, la salvación es Jesús y es gratis
Por IACOPO SCARAMUZZI - CIUDAD DEL VATICANO
«El Jubileo es en todo el mundo, no solo en Roma». Papa Francisco lo recordó hoy en la Audiencia general en la Plaza San Pedro. Jorge Mario Bergoglio también recordó que había abierto la Puerta Santa de su catedral el domingo pasado, en San Juan de Letrán, y afirmó: «El Jubileo es en todo el mundo, no solo en Roma. Deseo que este signo de la Puerta Santa esté presente en cada Iglesia particular, para que el Jubileo de la Misericordia pueda convertirse en una experiencia compartida por cada persona. El Año Santo, de esta manera, ha comenzado en toda la Iglesia y es celebrado en coa diócesis como en Roma. También, la primera Puerta Santa fue abierta justamente en el corazón del África. Y Roma, pues es el signo visible de la comunión universal. Que esta comunión eclesial pueda ser cada vez más intensa, para que la Iglesia sea en el mundo el signo vivo del amor y de a misericordia del Padre. Es decir, que la Iglesia sea signo vivo de amor y de misericordia».
«También la fecha del 8 de diciembre quiso subrayar esta exigencia, relacionando, a 50 años de distancia, el inicio del Jubileo con la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. Efectivamente, el Concilio contempló y presentó la Iglesia a la luz del misterio de la comunión», subrayó el Papa.
La misericordia y el perdón, dijo Bergoglio, «no deben quedarse en palabras bellas, sino realizarse en la vida cotidiana. Amar y perdonar son el signo concreto y visible de que la fe ha transformado nuestros corazones y nos permite expresar en nosotros la vida misma de Dios. Amar y perdonar como Dios ama y perdona. Este es un programa de vida que no puede conocer interrupciones o excepciones, sino que nos impulsa a ir siempre más allá sin cansarnos nunca, con la certeza de ser apoyados por la presencia paterna de Dios».
La Puerta, dijo el Papa, «indica a Jesús mismo, que dijo: ‘Yo soy la Puerta, si uno entra a través de mí, será salvado; entrará y saldrá y encontrará alimento’. Atravesar la Puerta Santa es el signo de nuestra confianza en el Señor Jesús que no vino para juzgar, sino para salvar. Pero tengan cuidado, ¿eh?, que no haya alguno un poco despierto o demasiado listo que les diga que hay que pagar: ¡no! La salvación no se paga. La salvación no se compra. La Puerta es Jesús, ¡y Jesús es gratis! Y la Puerta, Él mismo, hemos escuchado, que habla de los que hacen entrar no como se debe, y simplemente dice que son ladrones y bribones. Una vez más, tengan cuidado: la salvación es gratis. Atravesar la Puerta Santa —prosiguió— es signo de una verdadera conversión de nuestro corazón. Cuando atravesemos la Puerta es bueno recordar que debemos tener abierta de par en par también la puerta de nuestro corazón».
Francisco subrayó que un signo importante del Jubileo es también la confesión: «Acercarse al Sacramento de la Reconciliación es recibir directamente la misericordia divina y, si nos abrimos a ella, también nosotros seremos capaces de perdonar a los demás». Dios, con su amor, nos dice que «justamente cuando reconocemos nuestros pecados está aún más cerca de nosotros y nos impulsa a seguir adelante. Y dice más: que cuando reconocemos nuestros pecados y pedimos perdón hay fiesta en el Cielo: Jesús hace fiesta, ¿eh? Esta es su misericordia: no nos desanimemos. Cuántas veces he escuchado decir: ‘Padre, no logro perdonar’. El vecino, el colega del trabajo, la vecina, la suegra, a cuñada… Pero, todos hemos sentido esto. No logro perdonar. Pero, ¿cómo se puede pedir a Dios que nos perdone, si nosotros no somos capaces de perdón? Y perdonar es una cosa grande, también. No es fácil perdonar, porque nuestro corazón es pobre y con sus fuerzas no puede hacerlo. Pero si nos abrimos para acoger la misericordia de Dios para nosotros, a nuestra vez nos convertimos en seres capaces de perdón».
Los fieles en la Plaza San Pedro felicitaron al Papa por su cumpleaños, que es mañana, cuando suplirá 79 años. La periodista mexicana Valentina Alazraki, poco antes de la Audiencia, regaló a Jorge Mario Bergoglio un pastel en forma de sombrero «en nombre de todos los mexicanos» que esperan la visita del Pontífice en febrero de 2016.
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