El Papa Francisco bendijo una imagen de la Virgen de Itatí que pasó por Corrientes

El Papa Francisco bendijo una imagen de la Virgen de Itatí que pasó por Corrientes

Gracias a una congregación, la patrona correntina fue restaurada. Una historia con Corrientes y Don Orione como protagonista. 

El Papa Francisco bendijo una imagen de la Virgen de Itatí que pasó por Corrientes. La imagen del patrona correntina había sido llevada por Don Orione de la ciudad homónima. 

Fieles de la parroquia Santa María Assunta de Pontecurone, llevaron a Roma la imagen de Nuestra Señora de Itatí que le obsequiaron a Don Orione durante su visita al Pueblo de la Virgen.

La imagen fue compartida en el sitio oficial de Don Orione con detalles de lo sucedido a principio de este mes. En la imagen se puede ver al argentino Francisco Bergoglio rezando a los pies de la Virgen. 

El padre Loris Giacomelli, sacerdote orionita y párroco del pueblo natal de Don Orione, señaló: “Fue un momento hermoso. El Papa estaba muy feliz, la tocó y la bendijo”. 

“Le expliqué que Don Orione lo había traído a Italia en el 37 cuando regresó de Argentina, me miró y me sonrió y rezó frente a la Virgencita”, sostuvo. 

La imagen de la patrona correntina fue llevada directo desde la ciudad correntina Itatí en aquellos años. 

La historia de la Virgen de Itatí y Don Orione

Según contaron en el sitio oficial, Don Orione -o santo de la caridad- experimentó la fe de la Virgen de Corrientes de forma directa con los promeseros y allí recibió de regalo la imagen que llevó a Italia. 

El santo de la caridad visitó Itatí en 1937. Allí experimentó la fe de los promeseros y se dejó cautivar por la tierna mirada de María. En esos días recibió un regalo muy preciado: una imagen de la Virgen que llevó a Italia como testimonio de su amor.

El Papa Francisco bendijo una imagen de la Virgen de Itatí que pasó por Corrientes.

El 27 de junio de 1937 Don Orione llegaba a la casa de María. En una larga misiva escribía a sus religiosos: “Llegué a Itatí después de tres horas de auto: ha sido una carrera velocísima, toda a los saltos, por las calles con fosas y montículos, tanto que para no ser destrozado con mi dolor de riñones, todo el tiempo tuve que mantener rectos, firmes y rígidos los brazos sobre el asiento, para poder salvarme, en una maniobra continua de altos y bajos: me parecía ir sobre las montañas rusas”.

“Finalmente apareció el Santuario de Itatí, y ¡fue un gran alivio! El cansancio y el dolor en los riñones se fueron, todo desapareció. Cuando entré, la antigua iglesia estaba llena de pueblo devoto; me arrodillé en el fondo, en el rincón del publicano y sentí toda la felicidad de encontrarme en la Casa de la Virgen”, había dicho.

Durante su estadía, de sólo tres días, Don Orione se encontró con sus religiosos, compartió con los parroquianos, visitó el santuario y escribió algunos de sus textos marianos. Fueron jornadas de fraternidad, peregrinación y devoción a María.

En agosto de ese mismo año, Don Orione regresaba a Italia con la promesa de volver “vivo o muerto a la Argentina”. Con sus recuerdos llevó la imagen de Itatí y otra de Luján. El santo había prometido llevar la imagen al santuario que había levantado en Tortona, pero hubo un cambio de planes: iría a Pontecurone, su tierra natal.

De un modo misterioso, la fe de Corrientes había calado tan hondo en su corazón que la Purísima de Itatí iría a posarse en el pueblo que lo había visto nacer. 

Hasta que esto se realizara,  decidió conservar la estatua en su cuarto para tener bien cerca a Itatí. 

La imagen permaneció en Tortona. Veinticinco años después, exactamente del 3 de junio de 1962, el padre Carlos Pensa, Superior General de los Hijos de la Divina Providencia, donó la estatuilla a Pontecurone y cumplió así la voluntad de Don Orione a poco más de veinte años su fallecimiento. 

Con los años, el oratorio se cerró y la estatua fue olvidada. Este año, la Asociación Cultural “Il paese di Don Orione Onlus”, con la autorización del párroco y la generosa ayuda de un benefactor, decidió restaurar la imagen y nuevamente entronizarla hasta llegar a manos de Francisco. 

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