El Papa: Dios necesita a los niños para difundir su alegría

El Papa: Dios necesita a los niños para difundir su alegría

Francisco va al «corazón católico» de Bulgaria, nación en la que solo una persona de cada cien es cristiana. Celebra la Misa en Rakovski, en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, y administra el sacramento de la Primera Comunión a los 245 niños presentes. 

Es la primera vez que Bergoglio lo hace durante un viaje apostólico. Francisco dice a los niños que Dios les necesita «para poder realizar el milagro de que su alegría llegue a muchos de vuestros familiares y amigos». Y «nuestro apellido es “cristiano”».

 

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El Obispo de Roma está feliz de «saludar a los niños y niñas que han recibido la Primera Comunión, como también a sus padres, familiares y amigos. Os dirijo a todos vosotros el hermoso saludo que también se acostumbra decir en vuestro país durante el tiempo pascual: ¡Christos vozkrese! (¡Cristo ha resucitado!, ndr.). Estamos contentos porque Él está vivo y presente entre nosotros, hoy y siempre».

 

Después, dirigiéndose a los niños, afirma: «queridos niños y queridas niñas, habéis venido aquí de todas partes de esta “Tierra de las rosas” para participar en una fiesta maravillosa, que estoy seguro no olvidaréis nunca: vuestro primer encuentro con Jesús en el sacramento de la Eucaristía». Y después observa: «ahora Jesús está vivo y está aquí con nosotros, por eso hoy lo podemos encontrar en la Eucaristía. No lo vemos con estos ojos, pero lo vemos con los ojos de la fe».

 

El Pontífice ve a los niños «aquí vestidos con las túnicas blancas: es un signo importante y hermoso. Porque estáis vestidos de fiesta». Y subraya: la Primera Comunión es, antes que nada, «una fiesta en la que celebramos que Jesús quiso quedarse siempre a nuestro lado y que nunca se separará de nosotros. Una fiesta que ha sido posible gracias a nuestros padres, nuestros abuelos, nuestras familias, nuestras comunidades que nos han ayudado a crecer en la fe».

 

Para venir aquí, «a esta ciudad de Rakovski –subraya–, habéis hecho un largo camino. Y vuestros sacerdotes y catequistas, que han seguido vuestro itinerario de catequesis, os han acompañado también en el camino que os lleva hoy a encontrar a Jesús y a recibirlo en vuestro corazón. Hacer la Primera Comunión significa querer estar cada día más unidos a Jesús, crecer en amistad con Él y que otros también puedan disfrutar de la alegría que nos quiere regalar. El Señor os necesita para poder realizar el milagro de que su alegría llegue a muchos de vuestros familiares y amigos».

 

E insiste en que está contento de «compartir con vosotros este gran momento y de ayudaros a encontrar a Jesús. Verdaderamente, estáis viviendo un día en espíritu de amistad, espíritu de alegría y fraternidad, espíritu de comunión entre vosotros y con toda la Iglesia que, especialmente en la Eucaristía, expresa la comunión fraterna entre todos sus miembros».

 

Después reflexiona: «Nuestro documento de identidad es el siguiente: Dios es nuestro Padre, Jesús es nuestro hermano, la Iglesia es nuestra familia, nosotros somos hermanos, nuestra ley es el amor». Francisco anima a los pequeños a «rezar siempre con el entusiasmo y la alegría que tenéis hoy. Recordad que este es el sacramento de la Primera Comunión y no de la última Comunión. Hoy acordaos que Jesús os espera siempre».

 

El Papa plantea una pregunta: «¿Estáis contentos de hacer la Primera Comunión? ¿Seguro?», en un pequeño diálogo improvisado. «¿Y por qué estáis contentos? Porque Jesús viene. Digamos juntos –anima a los pequeños–: “Estoy contento porque Jesús viene”. Y vosotros, reunidos todos aquí para recibir a Jesús —os hago una pregunta—, ¿pertenecéis a la misma familia? Y, ¿cómo se llama nuestra familia? Nuestro apellido es “cristiano”». Francisco insiste sobre un pasaje de su homilía, «que me gustaría que recordéis siempre. Hablé del “documento de identidad” del cristiano y dije así: “Nuestro documento de identidad es el siguiente: Dios es nuestro Padre, Jesús es nuestro hermano, la Iglesia es nuestra familia, nosotros somos hermanos, nuestra ley es el amor”. Ahora lo vamos a repetir juntos...».

 

Otra pregunta: «¿Nosotros somos enemigos? ¿Es cierto? No, somos amigos, nosotros somos todos amigos, nosotros somos hermanos y nuestra ley es el amor. Ahora Jesús nos hablará a cada uno de nosotros. Hoy pediréis a Jesús por vuestra familia, por vuestros padres, vuestros abuelos, vuestros catequistas, vuestros sacerdotes, vuestros amigos. ¿Rezaréis a Jesús por todas estas personas? Muy bien, ahora continuemos con la misa y preparémonos para recibir a Jesús». 

 

Francisco administra personalmente la Primer Comunión a cada uno de los 245 niños y niñas, vestidos con túnicas blancas; las niñas también llevan una corona de flores blancas en la cabeza. En un clima de gran orden y devoción, mientras en la iglesia se escuchan los cantos litúrgicos, los pequeños se encuentran en fila india para recibir la hostia consagrada de las manos del Pontífice.

 

Al final de la celebración, una «nevada» de pétalos de rosas blancas desde el techo de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús concluye en Rakovski la misa del Papa. Los pétalos blancos de la flor que es el símbolo de Bulgaria caen desde lo alto sobre la procesión de Francisco y los demás prelados, con los pequeños y sus familias, mientras recorren la nave central para salir de la iglesia. Inmediatamente después, el Papa se dirige a pie al convento franciscano para almorzar con los obispos del país. Antes de dejar el convento y trasladarse en coche a la iglesia de San Miguel Arcángel para reunirse con la comunidad católica, el Papa entrega un regalo a las 11 monjas de la casa y saluda en el patio a los enfermos asistidos por las religiosas. 

 

Participaron en la misa, dentro de la iglesia, alrededor de 700 fieles, incluidos los 245 niños de la Primera Comunión. Afuera de ella, alrededor de 10 mil personas se encontraban siguiendo la ceremonia, según refirió la Sala de prensa vaticana, con base en la información de las autoridades locales.

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