“Los padres son los custodios y no los propietarios de los hijos. Educarles a una vida digna”

“Los padres son los custodios y no los propietarios de los hijos. Educarles a una vida digna”

El último Ángelus de 2017 del Papa Francisco: “No hay ninguna situación familiar que esté cerrada a un camino nuevo de renacimiento, también aquellas heridas”. Una oración por los coptos en Egipto víctimas de los atentados: “Dios convierta a los violentos”

No existe ninguna situación familiar que esté “cerrada” a este “camino nuevo de renacimiento y de resurrección”. “Cada vez que las familias, incluso aquellas heridas y marcadas por la fragilidad, fracasos y dificultades, regresan a la fuente de la experiencia cristiana, se abren caminos nuevos y posibilidades inesperadas”. En el primer Ángelus después de Navidad, el último de este 2017 que está finalizando, el Papa Francisco pone una vez más su mirada sobre las problemáticas de la gente, en especial de las familias a las que recuerda una de las misiones principales, la educación de los hijos, para la cual propone como modelo la Santa Familia de Nazaret que la Iglesia celebra hoy.  

  

El Pontífice - que después de la catequesis exprime cercanía a los coptos egipcios sacudidos hace algunos días por dos atentados en una iglesia y una tienda en la periferia de El Cairo, y ruega por la conversión de los violentos-- se detiene sobre “la experiencia vivida por María, José y Jesús, mientras crecen juntos como familia en el amor recíproco y la confianza en Dios”. En particular es el rito de llevar a Jesús al Templo, previsto según la ley de Moisés, para confirmar que “el hijo pertenece a Dios y que ellos son los custodios de su vida y no los propietarios”, subraya el Papa. “Esto - añade improvisando - nos hace reflexionar sobre el hecho de que todos los padres son custodios de la vida del hijo, no propietarios, y deben ayudarlo a crecer, a madurar”.  

  

Criar a los hijos, subraya el Papa Francisco, es una de las “grandes alegrías” de cada familia: éstas “están destinadas a desarrollarse y fortificarse, a adquirir conocimiento y acoger la gracia de Dios”, justamente como sucedió a Jesús que se hizo niño, aceptando crecer y fortificarse, pleno de sabiduría. Y “María y José tienen el gozo de ver todo esto en su hijo”. Esta es “la misión a la cual está orientada la familia: crear las condiciones favorables para el crecimiento armonioso y pleno de los hijos, para que puedan vivir una vida buena, digna de Dios y constructiva para el mundo”, afirma Bergoglio.  

  

El gesto de María y José, continúa, evidencia además que “solo Dios es el Señor de la historia individual y familiar; todo procede de Él”. “Toda familia”, por tanto, “está llamada a reconocer tal primado, custodiando y educando a los hijos para que se abran a Dios, que es la fuente de la vida”. Por aquí pasa, según Francisco, “el secreto de la juventud interior” que en el Evangelio está testimoniado paradójicamente en el Evangelio por una pareja de ancianos, Ana y Simeón. Este último inspirado por el Espíritu Santo dice a propósito del niño Jesús: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel y como señal de contradicción a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones”.  

  

Palabras “proféticas”, según el Pontífice, que revelan que “Jesús vino para hacer caer las falsas imágenes que nos hacíamos de Dios y también de nosotros mismos; para contradecir la seguridad mundana sobre la cual pretendíamos apoyarnos, para hacernos resurgir a un camino humano y cristiano auténtico, fundamentado sobre los valores del Evangelio”.  

  

“No hay ninguna situación familiar que esté cerrada a este camino nuevo de renacimiento y de resurrección”, insiste el obispo de Roma. Al revés, cada vez que una familia, especialmente si está herida, vuelve a este fundamento, “se abren nuevos caminos y posibilidades impensables”.  

  

Después del Ángelus, el Papa reza por los “hermanos coptos ortodoxos de Egipto, golpeados hace dos días por dos atentados en una iglesia y una tienda en la periferia de El Cairo. Que el Señor acoge las almas de los difuntos, apoye los heridos, los familiares y la comunidad entera, y convierta los corazones de los violentos”.  

  

Un saludo especial hacia las familias presentes en la plaza de San Pedro y aquellas que participan desde casa. “La Santa Familia os bendiga y os guíe en vuestro camino”. A los 30 mil fieles reunidos en la plaza, dedicó una especial recomendación para este último día del año: “No nos olvidemos en este día de agradecer a Dios por el año transcurrido y por cada bien recibido. Nos hará bien a cada uno de nosotros –dice improvisando-- tomar un poco de tiempo y pensar cuantas cosas buenas he recibido del Señor este año y agradecérselo. Y si existen pruebas, dificultades, agradecerlas también...porque nos ayudan a superar el momento. Hoy es un día de agradecimiento”.  

  

“Buen domingo y sereno fin de año”, es, finalmente, el deseo del Papa que agradece por las felicitaciones y oraciones recibidas, recomendando: “Continuad por favor a rezar por mí”.  

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