Ortodoxos rusos y ucranios juntos en el Consejo Mundial de Iglesias

Ortodoxos rusos y ucranios juntos en el Consejo Mundial de Iglesias

Unos 800 delegados, entre ellos referentes de esas iglesias y un representante papal, asisten a la cumbre cristiana centrada en la paz y la reconciliación. Hubo críticas al Patriarcado de Moscú y se esperan testimonios de víctimas de la guerra.

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) comenzó su XI Asamblea general –que se celebra cada 8 años– en el Centro de Congresos de la ciudad alemana de Karlsruhe, con la mirada puesta en la paz y la reconciliación, y en un espacio de comunión donde los representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa y la Iglesia Ortodoxa de Ucrania están frente a frente en tiempos de guerra.

El informe de la moderadora, Agnes Abuom, y del secretario general en funciones, Ioan Sauca, han marcado una primera jornada en la que se han dado encuentros significativos en una cita cuya lema es “El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”.

La reunión que se prolongará hasta el 8 de septiembre convoca a 800 delegados oficiales de las 350 Iglesias miembros, así como diversos invitados. Los más destacados de esta edición han sido los representantes de las Iglesia ortodoxas rusa y ucraniana, dos confesiones religiosas que se sientan a la misma mesa por primera vez desde que comenzase la invasión el pasado mes de febrero.

En el programa se van a oír las voces de las víctimas ucranianas. Tanto es así que Sauca recordó que “el CMI se fundó con el propósito de promover el diálogo entre Iglesias que están en desacuerdo entre sí. Por tanto, no queremos excluir sino incitar a nuestros miembros a trabajar por la justicia y la paz”. De hecho, desde el consejo ha habido a lo largo de su historia experiencias de mediación y reconciliación.

Menos conciliadoras han sido las palabras de los políticos. El presidente federal Frank-Walter Steinmeier criticó a la la postura “blasfema” del patriarcado de Moscú ante cuya delegación reclamó: “Espero de esta asamblea que no se les salve la verdad sobre esta brutal guerra y las críticas al papel de su liderazgo en la iglesia”.

“Un diálogo que se limita a deseos piadosos y permanece en la información, se convierte, en el peor de los casos, en un escenario para la justificación y la propaganda”, insistió el político que alabó también la resistencia de algunos sacerdotes rusos ante la postura oficial del patriarca.

Por la parte católica, como invitado –ya que formalmente la Iglesia católica no es miembro de pleno derecho a pesar de las visitas papales a la sede del CMI– se sumó el presidente de la Conferencia Episcopal Católica Alemana, el obispo Georg Bätzing, también hizo una llamada a la unidad y la reconciliación.

“Desafortunadamente, Dios, también hemos tenido la experiencia en la Iglesia de que desde el principio hay tendencias a dividirse, a enfatizar las diferencias en lugar de a unir”, lamentó el obispo aunque, reiteró esperanzado, “el futuro no está en la división, sino en el acuerdo”.

El presidente del episcopado alemán indicó que la Iglesia Católica podía aprender del diálogo ecuménico en su camino hacia una “sinodalidad”, es decir, con una participación más amplia de la base en la configuración de la vida eclesial.

Otro tema que están sobre la mesa es el compromiso con la creación. Ioan Sauca recordó que “es nuestro deber espiritual luchar por el clima y la naturaleza, de lo contrario nuestro mundo no sobrevivirá durante los próximos 50 años”.

También hay una moción de una serie de iglesias sudafricanas para condenar a Israel como un “estado de apartheid” debido a su política con los palestinos –algo que se votará la semana que viene–. Medida ante la que la presidencia pidió prudencia para no poner más en peligro el futuro de los cristianos en Tierra Santa.

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