Los diáconos Fernando Salas, Francisco García, Osvaldo Romero y Fernando Arancibia fueron ordenados por imposición de manos de Mons. Carlos Domínguez, en la catedral local.
Los diáconos Fernando Salas, Francisco García, Osvaldo Romero y Fernando Arancibia fueron ordenados sacerdotes en el marco de una celebración eucarística presidida el 17 de junio por el obispo de San Rafael, monseñor Carlos Domínguez OAR, en la catedral de San Rafael Arcángel.
Participó de la celebración un grupo numeroso de fieles, familiares y amigos de los ordenados que llegaron desde diversos puntos del territorio.
En la homilía, monseñor Domínguez se dirigió a los nuevos sacerdotes y los invitó a ser “cercanos, misericordiosos y a transmitir la ternura de Dios”.
“Recién la Iglesia los acaba de llamar y aceptar para que sean técnicamente la palabra, son elevados al orden presbiteral, pero esta elevación no es una elevación que les confiere mayor dignidad que el pueblo de Dios, sino que es una elevación que los agacha, que los hace ir para abajo”, enfatizó.
Luego, señaló: “Hoy tienen que considerar en sus corazones y en sus mentes muy fuertemente que este sacerdocio que les va a regalar la Iglesia, parte del único y exclusivo sumo sacerdocio de Jesucristo, sacerdote fiel y misericordioso. Por eso van a tener que ejercer el sacerdocio con un estilo propio, que es el estilo de Jesús”.
Este estilo de Jesús, dijo, “implica tres palabras básicamente: cercanía, misericordia y ternura. Así es el estilo de Dios que se nos hizo cercanos, que ha tenido misericordia de nosotros y que cada encuentro con él es una caricia y un abrazo de ternura que nos hace al corazón”.
Las cuatro cercanías del sacerdote
El prelado aseguró a los nuevos sacerdotes que para ejercer el sacerdocio “al estilo de Jesús, al estilo de Dios, hace falta que vivan muy fuertemente las cuatro cercanías del sacerdote”.
La primera de ellas, aseguró, “es la cercanía con Dios”. “La cercanía que van a tener que vivir diariamente, sobre todo a través de la oración, a través de la celebración de los sacramentos y particularmente a través de la celebración de la misa. Vivan fuertemente el sacramento de la Eucaristía cuando lo presidan”, agregó.
La segunda, continuó, “es la cercanía con el obispo”. “El obispo es el que le da unidad, porque ustedes cooperan con el sacerdocio del obispo y el sacerdocio de ustedes no tendría sentido si no lo hacen en nombre del obispo, que les da la unidad del ministerio”, explicó monseñor Domínguez.
Luego, explicó que la tercera de esa cercanía es la que “tiene que vivir el sacerdote es con sus hermanos sacerdotes”. Sobre esto, el obispo animó a los nuevos presbíteros a que “vivan plenamente la fraternidad sacerdotal”. “Búsquense, reúnanse, sean hermanos de sus hermanos y también, cuando vean que algún sacerdote no da buen testimonio, corríjanlo. No sean chusmas ni murmuren de otro sacerdote. Son hermanos”, señaló.
En tanto, subrayó que la cuarta cercanía “es con el pueblo de Dios”. “Dios los va a capacitar para servir al pueblo. Ustedes no han estudiado para ser sacerdotes. Ustedes han estudiado las ciencias eclesiásticas, pero nadie les ha dado cursos de cómo ser un buen pastor, por eso el pueblo de Dios les va a enseñar a ser sacerdotes. Déjense enseñar por el pueblo de Dios, déjense interpelar por la sencillez del pueblo de Dios, por la entrega de muchos laicos que van a acompañar el ministerio sacerdotal de ustedes”, expresó monseñor Domínguez.
Por su parte, el obispo de San Rafael, señaló: “Ustedes hoy llegan aquí por pura misericordia de Dios. Fíjense que en la historia de ustedes, la personal y la vocacional, es una historia llena de misericordia”, al tiempo que aconsejó a los cuatros sacerdotes que “pierdan mucho tiempo consolando a la gente que les traiga problemas, situaciones difíciles, escúchenlas, abran el corazón y pónganse al lado de ellas. Sean misericordiosos como Dios lo fue con ustedes. Perdonen siempre y cada vez que alguna persona se encuentre con ustedes”.
Transmitir la ternura de Dios
Asimismo, el prelado aseguró que “la ternura es el resumen de estas dos primeras: la cercanía y la misericordia”. “Sepan que en el ministerio de ustedes van a haber problemas, va a haber cruz, pero no tengan miedo porque el Señor está con ustedes, siempre y cuando ustedes estén siempre con él. Sean cercanos, sean misericordiosos, transmitan la ternura de Dios al pueblo hoy. Miren toda la gente que los quiere y que los acompaña”, dijo.
Finalmente, monseñor Domínguez expresó: “Hoy es un día de fiesta para nuestra diócesis, porque cuatro muchachos le van a decir que sí al Señor para toda la vida en el ministerio sacerdotal”.
“¡Qué grande que es ser sacerdote! ¡Qué honor qué es ser sacerdote! ¡Qué responsabilidad tan grande es ser sacerdote! ¡Qué dignidad ser sacerdote! Griten con su vida, que lo mejor que les pasó en la vida es haber sido sacerdotes”, concluyó.
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