El sacerdote jesuita y portavoz de la Compañía de Jesús para Nicaragua, José María Tojeira, dijo este domingo que el Papa Francisco debería nombrar cardenal al obispo nicaragüense encarcelado Rolando Álvarez, condenado por fiebre hace más de 26 años por negarse a salir de su país .

"En algún momento dije que, si algo quería que la Iglesia reconociera el valor de este hombre, debería nombrarlo cardenal", dijo también como exrector de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador, en entrevista con el periódico Esta Programa Semana, que se transmitió por el canal de YouTube Confidencial Nica, debido a la mayor cantidad de espacios televisivos de Nicaragua.

Ser nombrado cardenal, afirmó Tojeira, sería "un acto de confianza para un hombre que está arriesgando su salud, ante una decisión injusta de la dictadura (en referencia al gobierno del presidente Daniel Ortega en Nicaragua). su vida". propia vida y propia salud."

"Creo que la Iglesia debe reconocerlo, insistir en el tema, debe tener libertad.

La única persona que fue condenada a 26 años por 'traición a la patria ', ¿qué significa eso? "

El sacerdote jesuita de origen español, nacionalizado salvadoreño, destaca el “extraordinario testimonio de fe y ética personal” de Monseñor Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, y uno de los más fuertes críticos del gobierno sandinista.

Para Tojeira, el sumo sacerdote nicaragüense, pese a negarse a exiliarse de su país a cambio de su libertad, está ofreciendo "un gran testimonio" de vida y de ética, y "su silencio en prisión es más poderoso que su voz".

Álvarez fue sentenciado en febrero del año pasado pero luego se negó a ser expulsado de Nicaragua a Estados Unidos junto con otros 222 presos políticos, y también fue privado de su nacionalidad.

Tojeira abogó por una campaña de denuncia permanente contra esta "sentencia bárbaramente injusta" contra el obispo Álvarez, donde la Iglesia exige su liberación.

El Gobierno de Nicaragua excarceló a los últimos 12 sacerdotes que tenía en prisión y los envió al Vaticano, a pesar de que el obispo Álvarez estaba en el grupo.

Sobre la muerte de los 12 sacerdotes, el portavoz de la Compañía de Jesús para Nicaragua consideró que era "un síntoma de la debilidad de la dictadura".