“Necesitamos recuperar el sentido del servicio”

Entrevista con Colombo y Macchia, autores de ¡Abriendo puertas!

Néstor Colombo (NC). Es profesor de Historia egresado de la Universidad Católica Argentina y diplomado en Pastoral Educativa por la Universidad de San Isidro. Es catequista y fue director del Instituto Secundario San José Obrero. Actualmente, se desempeña como director del Instituto Superior Padre Elizalde. Es miembro del JUREC de San Martín.

Sergio Macchia (SM). Es profesor de Filosofía y Ciencias Religiosas en el Instituto Santa María. Luego de algunos años de experiencia como catequista, coordinador pastoral y director de distintos colegios, realizó la licenciatura en Gestión Educativa en la Universidad de Tres de Febrero. Actualmente se encuentra cursando la maestría en Gestión en la Universidad de San Martín.

1-     La crisis en el paradigma clásico educativo parece volverse indiscutible. Si tuvieran que mencionar los tres principales desafíos de la escuela en nuestros días… ¿cuáles serían?

NC- Podemos pensar en la expansión de la información y del conocimiento como desafío. Morin dice que el docente deberá tener en cuenta que el conocimiento, es solo conocimiento en tanto es organización, relación y contextualización de la información. Educar hoy es dotar de masa crítica a toda la información disponible.

SM- Otro desafío: la solidaridad. Pensar hoy una escuela católica sin un proyecto en donde la solidaridad no sea un elemento central sería pensar una escuela sin pastoral educativa.

NC- La mejora institucional, por otra parte, sería el tercer desafío. Necesitamos una escuela abierta que asume las transformaciones socioculturales, redefiniendo acuerdos con otros actores de la sociedad.

SM- Estos desafíos obviamente no son excluyentes sino que deben ser analizados desde la realidad de cada escuela, de cada comunidad en las cuales hay seguramente diversidad de prioridades en función de sus propias necesidades.

2-     En ¡Abriendo puertas! distinguen entre escuela pesebre y escuela posada. ¿En qué consiste esa diferencia? ¿Cómo aporta a pensar la escuela en tiempo presente?

NC - En la práctica uno debe pensar la escuela católica en función de estas dos figuras emblemáticas una escuela posada es una escuela que selecciona, que deja chicos en el camino, que no tiene en cuenta los diferentes puntos de partida, que te responde con un “no hay lugar para vos acá” dicho de diferentes maneras.

Una escuela pesebre, en cambio, es una escuela que piensa en cada alumno como un desafío, que cree que vale la pena soñar el futuro de cada chico e implicarse en la tarea, que escucha los gritos de los patios y que abre los brazos a cada niño o joven tratando de brindarles a todos las oportunidades que necesitan. Una escuela posada es una escuela con clientes y una escuela pesebre es casa y también es lugar de comunión y crecimiento compartido.

3-     En esta nueva concepción de escuela que proponen… ¿cuáles son las principales tareas de los directivos?

SM- Es clave entender el rol desde un lugar de servicio y no de poder, pensar la tarea directiva como una misión que responde a la misión propia de la escuela católica , dentro de un marco de diversidad y no apropiándose del protagonismo sino delegando funciones entre todo su equipo.

Uno de los ejes del liderazgo es construir el futuro anticipándose a los cambios. Los directivos deben ver oportunidades donde otros ven dificultades.

4- Frente a este cambio de escenario… ¿qué ocurre con la catequesis? ¿Qué rol cree que le corresponde en la currícula escolar? ¿Hay nuevos desafíos?

NC- La catequesis parece ser la responsable principal en el funcionamiento pastoral de la escuela, por este motivo debe promover instancias de dialogo que sumen a la reflexión a otros actores que conforman esa escuela y, en ese ambiente donde Cristo sea el centro, la evangelización será realmente posible. Como escuela, necesitamos recuperar el sentido del servicio. De eso se trata.

5-     Para pensar el itinerario juvenil de la fe en su último libro proponen la figura de los círculos concéntricos. ¿Por qué? 

NC- Creemos que los itinerarios juveniles tienen que ver con círculos concéntricos porque los grupos son diversos y diversa es la forma de encontrarnos con la experiencia de Dios, por eso creemos que el primer anuncio, el kerigma es el primer círculo, el que llamamos del umbral (término que tomamos de la pastoral Lasallana). Este primer anuncio lo da el ambiente de la escuela.

SM -Por otro lado, el círculo siguiente es el de la síntesis de fe y cultura; se da en el marco de las diferentes asignaturas y en los proyectos escolares, el diálogo entre las diferentes ciencias y los valores cristianos es el ámbito del segundo círculo.

NC- El último circulo es el de la catequesis, explícita, que puede ser dada en el grupo de la clase como una materia o como un espacio de profundización de los círculos anteriores, pero con la delicadeza de quien ingresa descalzo a la casa de otro, respetando la libertad de cada niño o joven de adherir o no, sabiendo que los tiempos de cada uno son diferentes.

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