Numerosos musulmanes que han regresado a sus hogares en el oeste de la República Centroafricana (RC), país de mayoría cristiana, han sido “obligados a renunciar a su religión” y, en algunos casos, incluso han sido forzados a convertirse al cristianismo, denunció hoy Amnistía Internacional (AI).
Las milicias “anti-Balaka” -formadas en gran parte por civiles cristianos que a finales de 2013 se alzaron en armas contra el exgrupo rebelde Séléka en el poder, de mayoría musulmana- han prohibido a los centroafricanos que profesan el islam “toda manifestación o práctica de su religión en público”.
Según recoge el informe de AI titulado “Identidad borrada: musulmanes en áreas afectadas por limpiezas étnicas en la República Centroafricana” y publicado por Efe, los grupos “anti-Balaka” están reprimiendo a los musulmanes que permanecieron o han vuelto al país tras la ola de violencia.
“Algunos han sido convertidos al cristianismo bajo amenaza de muerte”, denunció la asesora de Gestión de Crisis de Amnistía Internacional, Joanne Mariner.
La reconstrucción de las 400 mezquitas que fueron destruidas durante el conflicto “no está permitida”, denuncia el informe, que indica que “solo algunas mezquitas han sido reconstruidas en Bangui y Carnot”.
Para revertir la situación, AI pide al Gobierno de la República Centroafricana, a la misión de las Naciones Unidas y a la comunidad internacional “nuevos esfuerzos” y más apoyo para “proteger a los musulmanes bajo amenaza” en el país centroafricano.
Más de 30.000 musulmanes centroafricanos viven en áreas protegidas por las fuerzas de paz de la ONU, decenas de miles son refugiados en países vecinos y otros residen en las zonas controladas por la coalición musulmana Séléka en el noreste del país.
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