Lo hizo en la fiesta de Jesús Misericordioso. Cabe destacar que dicho lugar, es también lugar donde ganar indulgencias plenarias en este año de la misericordia. Las fiestas patronales, fueron concelebradas por el párroco, presbítero Pablo Etchepareborda y el vicario parroquial, Santiago Arriola. Acompañó una muiltitud de fieles, devotos de Jesús Misericordioso.
Luego de la procesión por las calles del barrio Jardín de Peralta Ramos de Mar del Plata, el obispo diocesano, monseñor Antonio Marino, presidió las patronales de Jesús Misericordioso, o fiesta de la Divina Misericordia en el templo en honor a Jesús Misericordioso ubicado en Luis Piedrabuena y El tero. Durante la eucaristía se leyó el decreto con firma de monseñor Marino en el que declara al templo como santuario diocesano. Cabe destacar que dicho lugar, es también lugar donde ganar indulgencias plenarias en este año de la misericordia. Las fiestas patronales, fueron concelebradas por el párroco, presbítero Pablo Etchepareborda y el vicario parroquial, Santiago Arriola. Acompañó una muiltitud de fieles, devotos de Jesús Misericordioso.
“También a nosotros hoy, y a lo largo del camino de la vida, nos reconforta Jesús resucitado, nos saluda con su paz, nos llena de su alegría, y nos muestra su gran misericordia. No estamos solos. Nos anima en las horas oscuras, sin apoyos sensibles. En ellas nuestra fe se vuelve más profunda y meritoria, y se convierte en fuente de fecundidad. Él nos acompaña, nos ilumina y fortalece con el don de su Espíritu y nos recuerda nuestra misión: “Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes” (Jn 20,21). Esto da sentido a nuestra vida en el mundo. Jesús se muestra lleno de misericordia. Él conoce nuestras luchas y miserias, nuestras debilidades y pecados, y se presenta como amigo que toma la iniciativa. En la Iglesia nos ofrece con generosidad su perdón. No espera a que seamos buenos para amarnos. Se anticipa”, expresó monseñor Marino al iniciar su homilía, hablando sobre el evangelio del domingo.
Luego resaltó la figura de Santa Faustina Kowalska, religiosa polaca a quien Jesús Misericordioso se le aparecía y quien fue canonizada por un compatriota suyo, el papa Juan Pablo II. Monseñor Marino, citó algunas frases del “Diario de Santa Faustina”. Y luego detalló “siguiendo las huellas de Juan Pablo II, el papa Francisco ha querido desde el comienzo marcar su propio pontificado con el mismo sello. Este Año de la Misericordia así lo demuestra”.
Finalmente, el obispo manifestó “desde el primer momento en que, como obispo, visité esta capilla, que es parte de la parroquia San Pío de Pietrelcina, me dí cuenta, que estaba llamada a ser un lugar privilegiado de experiencia de la misericordia divina, y de testimonio de caridad con el prójimo. Lugar de peregrinación y de atención privilegiada del sacramento de la confesión. Por eso mismo, hoy doy cumplimiento al deseo de declararlo formalmente santuario diocesano”. “Aprovecho la ocasión para agradecer a todas las personas que han contribuido de diverso modo a engrandecer material y espiritualmente este lugar. Mi gratitud a los sacerdotes en especial, y al actual párroco en particular, por el entusiasmo puesto en esta devoción. A todos los colaboradores recuerdo que la obra fundamental en la que debemos colaborar, es la formación de la imagen de Cristo en el corazón de los fieles”.
Luego de las ofrendas, se procedió a bendecir un cáliz, que fue regalado para esta ocasión por una persona de la comunidad. Minutos después de la distribución de la comunión, un grupo de niños, acompañados por sus catequistas, entonaron una canción y alegraron con sus voces a toda la comunidad reunida. Al finalizar la eucaristía, la banda de música del Área Naval Atlántica, interpretó algunas marchas como la de San Lorenzo, las Malvinas, y otros temas para amenizar a los fieles en el parque del santuario.
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