Mons. Torres: "Reavivar la dimensión bautismal de nuestra vida y de nuestro estilo pastoral"

Mons. Torres:

El obispo de Rafaela envió un mensaje por el tiempo de Cuaresma, que "nos permitirá recorrer un verdadero catecumenado ayudándonos a renovar nuestro bautismo, dejándonos guiar por la Palabra de Dios".

El obispo de Rafaela, monseñor Pedro Javier Torres, compartió junto al equipo de la Pastoral Social diocesana el mensaje por el tiempo de Cuaresma, que comenzará con la celebración de la misa de cenizas el miércoles 22 de febrero.

En el mensaje fechado el viernes 17, el prelado expresó: “Iniciamos el camino que nos conduce a la Pascua dejándonos llevar por el Espíritu con Jesús al desierto y a la montaña”. “Allí podremos reconocer que nuestro alimento es ‘toda palabra que sale de la boca de Dios’ (Mt. 4,4) y que es Él, el Hijo muy querido, aquel de quien el Padre nos dice: ‘Escúchenlo’ (Mt. 17,5). Conocerlo a Él, amarlo, seguirlo, saber que nos amó primero y hasta el extremo, es fuente de fascinación y alegría”, continuó.

Este tiempo litúrgico “nos permitirá recorrer un verdadero catecumenado ayudándonos, domingo a domingo, a renovar nuestro bautismo, dejándonos guiar por la Palabra de Dios hacia la Pascua en la cual recibiremos de nuevo la Vida en el Espíritu que nos renueva y nos envía”.

Asimismo, el obispo de Rafaela relacionó el inicio del tiempo cuaresmal con el camino que “nuestra diócesis viene recorriendo, camino de una Iglesia bautismal atenta a lo que el Espíritu va diciendo a través de los signos de los tiempos y el sentir de los hermanos, que nos invita a reavivar la fe recibida en el Bautismo, redescubriendo la alegría del servicio y generando el encuentro con los hermanos”.

Es claro, “que este camino sinodal supone mayor esfuerzo de parte de todos y la convicción de intentar una real participación de cada uno de los bautizados de nuestras comunidades. Es parte del camino de conversión y ascesis cuaresmal-bautismal el enfrentar con seriedad y humildad nuestras propias inercias y malos hábitos, a fin de vigorizar nuestra vida y nuestra misión con la dinámica propia del Espíritu que nos impulsa a ser fieles al Evangelio, intentando reflejar en nuestras opciones los sentimientos y criterios de Jesucristo”, señaló.

“Todo el Pueblo fiel de Dios, laicos, consagrados y pastores, debemos hacer el esfuerzo de una conversión genuina y una reconciliación auténtica, renunciando a estilos clericalistas, conformistas, aislados o poco comprometidos con la realidad que vive nuestra gente”, enfatizó. 

En esa sintonía, el prelado aseguró que “también necesitan conversión nuestros vínculos sociales a todos los niveles asumiendo que como bautizados estamos llamados a ser sal, luz y fermento de amor solidario en el mundo promoviendo el diálogo especialmente en la familia y en la patria”. 

“Conversión que implica el compromiso por la paz y la justicia, el afianzamiento de las instituciones y la división de poderes, reconociendo que no hay verdadera democracia sin orden jurídico, que la verdadera autoridad es servicio, y que no hay equidad sin una economía al servicio del hombre y su dignidad”, afirmó.

En esa línea, manifestó: “Los invitamos entonces a vivir este tiempo cuaresmal con la intención de reavivar la dimensión bautismal de nuestra vida y de nuestro estilo pastoral, recorriendo juntos el itinerario que la Palabra de Dios nos propone, abriendo el corazón al Señor que camina hacia su Pascua, donde lo contemplaremos en la entrega total de su vida por amor”.

Finalmente, monseñor Torres dijo que “queremos encomendar nuestro caminar de este tiempo y de este año a la Madre del silencio, la Madre de la escucha, la Madre del acompañamiento y la cercanía, la Madre de Guadalupe. A ella, que acompañó a su Hijo en el anuncio del Reino, que supo permanecer entera en la esperanza al pie de la cruz y que experimentó la alegría de la Pascua junto a la Iglesia en Pentecostés, pidámosle que también acompañe nuestros pasos en la misión a la que el Señor nos llama”.

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