Mons. Marino alienta a los sacerdotes a crecer en oración y en fraternidad

Mons. Marino alienta a los sacerdotes a crecer en oración y en fraternidad

 Monseñor Antonio Marino envió un mensaje a los sacerdotes de la diócesis de Mar del Plata en el día en que la Iglesia celebra la fiesta de san Juan María Vianney. El prelado los alentó a crecer en la oración y en la fraternidad con sus compañeros en el ministerio, a ejemplo del santo cura de Ars.

Monseñor Antonio Marino envió un mensaje a los sacerdotes de la diócesis de Mar del Plata en el día en que la Iglesia celebra la fiesta de san Juan María Vianney, el santo cura de Ars, patrono de los párrocos y también modelo de los presbíteros. 

El obispo diocesano alentó a sus sacerdotes a continuar en el camino emprendido al servicio de Cristo y de su Iglesia. “Como obispo, comparto con ustedes las alegrías legítimas, fruto del trabajo pastoral de ustedes, y también las dificultades, el cansancio, la acumulación de tareas, la escasez de colaboradores, la falta de recursos”, dijo el prelado. 

Monseñor Marino previno a sus sacerdotes de ser tentados por el desaliento, a pesar de las dificultades cotidianas y del “brusco cambio cultural” que se empeña “en romper el orden puesto por Dios en la naturaleza de las cosas”, expresado “en leyes que contribuyen a la pérdida del sentido de la vida”. 

“Recuerden los presbíteros que nunca están solos en su trabajo, sino sostenidos por la virtud todopoderosa de Dios: y creyendo en Cristo, que los llamó a participar de su sacerdocio, entréguense con toda confianza a su ministerio, sabedores de que Dios es poderoso para aumentar en ellos la caridad”, manifestó el prelado. 

El obispo marplatense también les habló de la fraternidad sacerdotal, de la colaboración de los laicos, y de la confianza puesta en Dios. 

Finalmente, el pastor de la Iglesia en Mar del Plata alentó a sus colaboradores a imitar al cura de Ars: “San Juan buscaba a los pobres y a los pecadores, era exigente y compasivo al mismo tiempo, ejercía con ellos misericordia, paciencia y pedagogía, sin rebajar las exigencias del Evangelio. Hoy decimos modelo de Iglesia misericordiosa y en salida”.

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