El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, advirtió que el clima “no tiene la culpa del desatino de algunos poderosos” y lamentó que “quienes deberían tomar decisiones para dar soluciones a los dramas del cambio climático “se dejaron llevar más por los intereses económicos que por mirar el bien común de la familia humana”.
“Escuchar el clamor es darle lugar en nuestro corazón a un grito de auxilio proveniente del Planeta y de los millones de postergados que transcurren sus días en el filo del dolor y de la muerte. Salvando las distancias y contextos, como expresaba don Enrique Santos Discépolo: ‘¡soy una canción desesperada que grita su dolor y su traición!’¨, graficó.
“Que el cambio climático afecta a todo el Planeta ya casi nadie lo discute. Tampoco se niega que esto provoca desertificación en unas cuantas regiones del mundo, alteración en regímenes de lluvias en otras, variaciones en las temperaturas en las cuatro estaciones. Muchas veces decimos ‘el tiempo está loco’, pero el clima no tiene la culpa del desatino de algunos poderosos”, advirtió el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, en su columna semanal.
El prelado lamentó que “quienes deberían tomar decisiones para dar soluciones a estos dramas, se dejaron llevar más por los intereses económicos que por mirar el bien común de la familia humana”.
Tras recordar que del 30 de noviembre al 11 de diciembre se desarrollará en París una nueva Cumbre sobre el cambio climático, destacó que “obispos y cardenales de cada continente, haciéndose eco de las millones de voces que se alzan por todos lados, han firmado un dramático llamamiento dirigido a los representantes de las naciones que van a participar de esa cumbre”.
El obispo gualeguaychense citó algunos párrafos de la carta y aseguró que es importante “reconocer que en el mundo no hay algunos que tengan más derechos que otros”.
“Escuchar el clamor es darle lugar en nuestro corazón a un grito de auxilio proveniente del Planeta y de los millones de postergados que transcurren sus días en el filo del dolor y de la muerte. Salvando las distancias y contextos, como expresaba don Enrique Santos Discépolo: ‘¡soy una canción desesperada que grita su dolor y su traición!’", graficó.
Monseñor Lozano valoró que la carta enviada a los participantes de la cumbre no sea “sólo de reclamo y protesta”, sino que haga “propuestas bien claras”. Y las detalló:
“1. Tener en cuenta no solo los aspectos técnicos del cambio climático sino también, y sobre todo, los aspectos éticos y morales de conformidad con el artículo 3 de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc).
“2. Aceptar que el clima y la atmósfera son bienes globales comunes de todos y para todos.
“3. Adoptar un acuerdo mundial justo, motor de un cambio transformacional y legalmente vinculante fundamentado en nuestra visión del mundo que reconoce la necesidad de vivir en armonía con la naturaleza y de garantizar el ejercicio de los derechos humanos de todos, incluyendo los de los Pueblos Indígenas, las mujeres, los jóvenes y los trabajadores”.
“A esta altura podrás preguntarte qué tenés que ver con algo que sucederá en París. Te propongo un camino muy sencillo. Por qué no llamar por teléfono a los programas de radio que escuchás, escribir a los diarios y plantear tu inquietud para que se hable del tema, se hagan entrevistas a funcionarios del área o especialistas. Y, sin duda, todos podemos acudir a la oración para que se ablanden los corazones, y las decisiones se tomen con la razón puesta en el bien del Planeta, y no con el bolsillo de unos pocos”, concluyó.+
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