El arzobispo de Buenos Aires invitó a descubrir motivos de esperanza en medio de las dificultades, a transmitir buenas noticias y a prepararse para la Navidad con un corazón libre.
En el contexto del Domingo de la Alegría, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, invitó a los fieles a redescubrir el gozo cristiano que nace de la certeza de que el Señor está cerca y viene al encuentro de su pueblo.
Al reflexionar sobre la primera lectura del profeta Isaías, el arzobispo porteño destacó la insistencia en la alegría y el júbilo como signos de la acción de Dios en la historia.
"Los acompañará el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán", recordó y subrayó que esta promesa sostiene la esperanza del pueblo incluso en medio de las dificultades.
Pobres, marginados y sufrientes
En la misma línea, se refirió al Salmo 145 como un anuncio de buenas noticias, especialmente para los pobres, los marginados y los que sufren, afirmando que Dios escucha el clamor de su pueblo y no permanece indiferente ante el dolor humano. Esa certeza, señaló, es la raíz profunda de la alegría cristiana.
Al comentar el Evangelio, centrado nuevamente en la figura de Juan el Bautista, monseñor García Cuerva puso el acento en la libertad interior. Juan, encarcelado por su valentía profética, no pierde la libertad del espíritu y desde la prisión se anima a preguntar a Jesús si Él es el que ha de venir.
"No es lo mismo estar sueltos que ser libres", advirtió, al señalar las distintas formas de esclavitud interior que pueden afectar a las personas aun cuando no estén privadas de la libertad física.
Vida, perdón y dignidad para todos
La respuesta de Jesús a Juan, cargada de buenas noticias -los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados, los muertos resucitan- fue presentada como un anuncio de vida, perdón y dignidad para todos.
Además, el elogio que Jesús hace de Juan Bautista fue interpretado como un gesto de ánimo y reconocimiento, capaz de devolver esperanza y alegría a quien atraviesa una situación de prueba.
Finalmente, el arzobispo propuso algunos compromisos concretos para este tiempo de Adviento: buscar motivos de alegría aun en medio de las dificultades, reconocer las buenas noticias que recibimos y compartimos, revisar las propias esclavitudes interiores y aprender a hablar bien de los demás.
A la luz de la carta de Santiago, invitó a la paciencia y a evitar las quejas, para contagiar esperanza y prepararse con un corazón renovado para la celebración de la Navidad, cuando Dios se hace uno de nosotros y se convierte en la fuente más profunda de nuestra alegría.

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