El prelado aseguró que los cristianos y los argentinos necesitan “esa capacidad de diálogo y encuentro fraterno, para seguir trabajando por nuestra nación, por el bien común, y eso es una obra de Dios que se debe realizar en cada uno de nosotros”.

El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, presidió la misa en el atrio de la catedral local y la procesión en el marco de las fiestas de la Asunción de María Virgen, patrona diocesana, a quien le pidió que los argentinos podamos alcanzar la gracia de la misericordia. 

“Le pedimos hoy a la Virgen que nos alcance la gracia de la misericordia, para poder respirar, para poder vivir en libertad, para poder ser más originales y más auténticos. Para que podamos ser más buenos y transparentes, y no usemos máscaras que nos alejan e impiden mirar al otro cara a cara”, subrayó. 

El prelado explicó el misterio de la Asunción de María Virgen e insistió en invitar a pedirle a la Virgen que “nos ayude a que esta libertad transforme en un espíritu fraterno, que podamos vivir de verdad como hermanos”. 

Asimismo, recordó que “los hermanos no tenemos que pensar de un modo uniforme”, al señalar que “las diferencias también nos pueden enriquecer”. 

“Las diferencias cuando hay respeto, cuando hay diálogo, cuando hay atención, nos enriquecen mutuamente y eso es lo que necesitamos nosotros, los cristianos y los argentinos. Necesitamos tener esa capacidad de diálogo y encuentro fraterno, para seguir trabajando por nuestra nación, por el bien común, y eso es una obra de Dios que se debe realizar en cada uno de nosotros”, sostuvo. 

Por último, monseñor Frassia aseguró que hoy es “un día de felicidad y gozo”, pero instó a que “no sea fugaz”, y deseo que “Dios nos toque profundamente.