La misión de la Iglesia en medio del mundo

La misión de la Iglesia en medio del mundo

Esta semana en el programa de “Enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia”, continuamos adentrándonos al Documento Pastoral “Gaudium et spes” sobre la Iglesia en el mundo actual.

En esta oportunidad, nos detuvimos en la lectura del punto número 42 del documento: “La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina. Más aún, donde sea necesario, según las circunstancias de tiempo y de lugar, la misión de la Iglesia puede crear, mejor dicho, debe crear, obras al servicio de todos, particularmente de los necesitados, como son, por ejemplo, las obras de misericordia u otras semejantes.”

Sobre este punto el padre Javier dijo que “aunque la finalidad de la Iglesia es

transcendente al hecho político, no quiere decir que ignore el acontecimiento político” y agregó: “El camino que recorre la Iglesia, mientras va definiendo el carácter de ciudadanía de los miembros que le pertenecen y de la sociedad en su conjunto, apunta a la patria del Cielo y, en este sentido, está insistiendo en que, aunque aquella es la finalidad, no quiere decir que tiene que des-comprometerse de las cuestiones humanas tan necesarias a la promoción, para que aquel fin para el cual apunta la Iglesia puede ser vislumbrado”.

Cuando se habla de ‘Evangelización’ y ‘Promoción humana’, hay que tener en cuenta que no son dos aspectos distintos de la tarea apostólica de la Iglesia:

“Son dos dimensiones diversas de la misma tarea apostólica. Evangelizar es anunciar la Buena Noticia y apunta a despertar en el corazón de los hombres el sentido final que tiene su vida pero al mismo tiempo, mientras se va acrecentando ese deseo de cielo que hay en cada uno de nosotros -porque el Evangelio prende fuertemente en el corazón- tenemos la obligación como Iglesia de configurar todo lo humano para que pueda vivir dignamente mientras aspira a alcanzar ese fin para el cual fue creado”, expresó el Director de Radio María.

A su vez, añadió: “Esto quiere decir que la Iglesia no puede desentenderse de las cuestiones estrictamente humanas, por ejemplo: en temas de educación, salud, trabajo, etc.”

El padre Javier dijo que, “la Iglesia lee como un signo de los tiempos que hay un proceso de integración en la sociedad humana en su desarrollo de crecimiento que apunta a la unidad del ser humano en la construcción de lo social en términos amplios que merece toda una atención y que identifica ese proceso de construcción en dinámica integrada a lo social en unidad como un fruto del Espíritu Santo”.

Luego, continuamos interiorizándonos en el documento pastoral en el punto número 43: “El Concilio exhorta a los cristianos, ciudadanos de la ciudad temporal y de la ciudad eterna, a cumplir con fidelidad sus deberes temporales, guiados siempre por el espíritu evangélico. Se equivocan los cristianos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuanta que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno. Pero no es menos grave el error de quienes, por el contrario, piensan que pueden entregarse totalmente del todo a la vida religiosa, pensando que ésta se reduce meramente a ciertos actos de culto y al cumplimiento de determinadas obligaciones morales”.

Sobre lo anterior, el padre Javier expresó: “La Iglesia a través de nosotros, sus hijos, procura prestar una ayuda grande al dinamismo humano. El texto habla de cómo dedicados a las cosas de Dios, no debemos descuidar las responsabilidades que tenemos en el deber de Estado”.

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