El mensaje de Navidad de los obispos de la Patagonia

El mensaje de Navidad de los obispos de la Patagonia

Los obispos llamaron a ser generosos. Además, refirieron al nuevo santo de Viedma, Artémides Zatti.

 

Los obispos de la Patagonia elevaron un mensaje de Navidad para la comunidad con un llamado a valorar la vida, la entrega desinteresada y generosa, y servir a los demás.

En el documento, los referentes de la Iglesia Católica de la región señalaron las palabras del Papa Francisco en la Jornada Mundial de los Pobres, el pasado 13 de noviembre.

Ese día, el pontífice invitó según los obispos «a tener la mirada fija en Jesús, el cual siendo rico se hizo pobre por nosotros a fin de enriquecernos con su pobreza».

Remarcaron que fijar la mirada en Jesús llevará a descubrir «que toda vida es algo maravilloso, Que Dios para salvar la humanidad elige el camino de lo pequeño, y que Que toda vida es un don para los demás.«.

Además, refirieron a quien fue proclamado santo el pasado nueve de octubre, Don Artémides Zatti, en Viedma de Río Negro. «Su vida proclama cuánto vale lo que podemos hacer por el bien de los demás. Las jornadas de Zatti siempre eran cortas para aliviar el dolor de la enfermedad, de la pobreza y de la marginación de tantos», expresaron.

El mensaje lo firman Fernando Croxatto (Obispo de Neuquén), Alejandro Benna (Obispo de Alto Valle del Río Negro), Juan José Chaparro (Administrador Apostólico de San Carlos de Bariloche y Obispo electo de Merlo-Moreno), Jorge García Cuerva (Obispo de Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Obispo de Comodoro Rivadavia) y Esteban M. Laxague, (Obispo de Viedma).

También José Slaby (Obispo de la Prelatura de Esquel), Roberto P. Álvarez, (Obispo Auxiliar de Comodoro Rivadavia), Fabián González Balsa (Obispo Auxiliar de Río Gallegos), Virginio Bressanelli (Obispo emérito de Neuquén), Néstor H. Navarro (Obispo emérito de Alto Valle del Río Negro) y Juan Carlos Romanín, Obispo emérito de Río Gallegos.

El mensaje completo

Queridos hermanos y hermanas, muy Feliz Navidad nos deseamos, porque nos ha nacido un niño y ese niño es Dios con nosotros.

El Papa Francisco, en la Jornada Mundial de los Pobres, el pasado 13 de noviembre, nos invitó a tener la mirada fija en Jesús, el cual siendo rico se hizo pobre por nosotros a fin de enriquecernos con su pobreza (1Cor 8,9). Y bien, esta es la invitación que queremos compartirles para esta Navidad. Sí, fijar nuestra mirada en Jesús “envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc. 2,12).

De esa mirada, de ese encuentro con el Niño Dios, saldremos ciertamente enriquecidos como personas y como sociedad, porque nos llevará a descubrir:

– Que toda vida es algo maravilloso. Cada vida es mucho más que la valoración social que se le atribuye por sus éxitos, su fama, sus talentos, sus aportes al progreso…. En ese niño envuelto en pañales, frágil, necesitado de todo y de todos está Dios. Navidad nos invita a valorar toda vida, en particular las menos consideradas: la de los niños, enfermos, ancianos.

– Que Dios para salvar la humanidad elige el camino de lo pequeño, de lo que no brilla a los ojos de los poderosos. Dios en su Hijo Jesús se hace “un niño como tantos” y su venida transforma la historia. ¿Cómo no reconocer hoy en tantos que “son uno más” y son la presencia de Dios que dignifica al otro por su entrega desinteresada, responsable, generosa, hecha de pequeños gestos?

– Que toda vida es un don para los demás. Ese niño nacido en Belén ha venido para ser “luz de las naciones” Lc.2,32. Y su primer mensaje es despertar en los demás que la vida es servir a los demás. Ese es el camino que recorren María y José, los pastores y los magos de Oriente. La Navidad de Jesús nos despierta a ser constructores de una vida digna y feliz en cada prójimo, gratuitamente y con proyección de futuro.

Celebramos esta Navidad con el testimonio muy cercano de quien fue proclamado santo el pasado 9 de octubre: Don Artémides Zatti. En nuestra tierra patagónica, en Viedma de Río Negro, su vida proclama cuánto vale lo que podemos hacer por el bien de los demás. Las jornadas de Zatti siempre eran cortas para aliviar el dolor de la enfermedad, de la pobreza y de la marginación de tantos. Nada lo detenía ante la urgencia de sanar, aliviar, consolar. Su presencia sencilla, alegre y atenta transfigura la presencia de ese Dios que cuida su pueblo.

Su ejemplo despierta en muchos dar lo mejor de sí para hacer que la vida de otro sea más digna. Ser “buen vecino” expresa su compromiso en construir una sociedad más humana. Preparándonos a la fiesta de su canonización decíamos:

“Así fue la vida de Zatti: tocó la miseria humana, la carne sufriente de los hermanos más pobres. Se jugó la vida por ellos, sumó a muchos otros para esta causa. Su vida se complicó mucho, pero fue feliz siguiendo los pasos de Jesús, entregando la vida por los demás, siendo un hermano de este pueblo patagónico. Zatti nos anima a andar este camino”. (Mensaje Obispos Patagónicos, septiembre 2022.)

Pongamos nuestra mirada en ese Niño, en el Niño Dios. “Compliquémonos la vida” sirviéndola a los demás, siguiendo a Jesús que desde Belén nos dice: “no vine a ser servido sino para servir y dar la vida en rescate a una multitud”. (Mt.20,28).

¡Feliz Navidad! Reciban nuestra bendición y que la paz reine en sus hogares.

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