En una audiencia con los colaboradores del servicio diplomático en las representaciones pontificias, el Papa León XIV advirtió que los grandes misioneros nos recuerdan que la inculturación no es una actitud folclórica, “porque nace del deseo de dedicarse a la tierra y a las personas que servimos”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
En el marco del Jubileo de la Esperanza, el Santo Padre recordó que el Año Santo es “una oportunidad providencial para redescubrir y profundizar la belleza de la vocación, es decir, de nuestra llamada común a la santidad, que nos compromete cada día a ser testigos de Cristo, viva esperanza para el mundo”.
Al reflexionar sobre su servicio de “llevar hasta los confines de la tierra la palabra redentora del Evangelio”, el Pontífice subrayó que han sido escogidos para “hacerse en todas partes presencia de toda la Iglesia y, en particular, de la solicitud pastoral del Papa, que la preside en la caridad”.
“Vuestro peculiar servicio es arduo y requiere por tanto un corazón ardiente para Dios y abierto a los hombres; exige estudio y pericia, abnegación y coraje; crece en la confianza en Jesús y en la docilidad a la Iglesia que se expresa con la obediencia a los Superiores”, comentó.
Ante la diversidad de culturas y lugares donde trabajan los representantes pontificios, el Papa les invitó a dar testimonio “de sacerdotes enamorados de Cristo y dedicados a la edificación de su Cuerpo”. También le animó a ser “reflejo del afecto y de la cercanía que el Papa tiene” por cada comunidad eclesial.
En particular, centró su atención en los que viven en contextos de dificultad, conflicto y pobreza, donde no faltan momentos de desánimo: “Precisamente en estos esfuerzos, recordad que la Iglesia os sostiene en la oración: por tanto, reforzad vuestra identidad sacerdotal tomando fuerza de los Sacramentos, de la comunión fraterna y de la constante docilidad al Espíritu Santo”, les aconsejó.
De este modo, les animó a cuidar los gestos cotidianos y a evitar el aislamiento, convirtiéndose en “discípulos apasionados de Cristo”. “Los grandes misioneros nos recuerdan, en efecto, que la inculturación no es una actitud folclórica, porque nace del deseo de dedicarse a la tierra y a las personas que servimos”, precisó.
Les exhortó también a “confirmar” su motivación escuchando al Espíritu Santo y a cuidar la oración: “Que la luz del Sagrario disipe sombras e inquietudes, iluminando el camino que estáis recorriendo”.
“Custodiando este milagro de la gracia, sed peregrinos de esperanza precisamente allí donde a los pueblos les falta justicia y paz”, agregó.

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