“El Eterno dijo a Abram: “Vete por ti de tu tierra y de tu lugar de nacimiento, y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré”.
Génesis 12-1
El movimiento inicial.
Todo se inicia con Jesed, con bondad, donde la energía inicia su movimiento hacia la derecha, tomando como ejemplo las Sefirot del Árbol Cabalístico. En este dibujo podemos apreciar como la energía o luz espiritual del “Ein Sof”, lo que no tiene fin, inicia su recorrido llenando los ductos o conductos y potestades primero hacia la columna de las Sefirot de Jojmá, Jesed, y Netzaj. Es decir, la columna derecha, denominada masculina y dadora o activa.
Al igual que todo flujo, el Patriarca Abram debe ponerse en movimiento, y trasladarse de su zona de confort, a los fines de promover un cambio de situación sea individual y/o grupal.
Bondad su significado.
Con la ayuda del diccionario vemos que, la bondad es una de las cualidades humanas que mejor reflejan la esencia humana. Pues la persona bondadosa es consustancialmente buena, benigna y benévola, y en ocasiones se la relaciona con la amabilidad. Se trata de la inclinación a hacer el bien e implica afecto hacia el prójimo, condescendencia y comprensión hacia las demás.
De todas formas, hay que hacer notar que lo que denominamos o entendemos como bondad del hombre, no es igual a poder entender completamente como Hashem maneja su bondad, que traza para nuestros ojos humanos, en muchas ocasiones, caminos misteriosos, e incomprensibles y en ocasiones dolorosos.
Abram y D’os.
El Patriarca Abram arriba a la idea que toda la existencia en su orígen y en su subsistencia depende de una única fuerza.Se trata de la fuerza primera que es el orígen de todas las otras fuerzas.
El punto para el ser humano es que, la Torá inicia en hebreo con la letra “bet” que numericamente equivale a 2, y que es la bisagra que marca la diferencia entre la unicidad del Todopoderoso (que simbolizamos con la letra “alef” que es 1), y la dualidad que se da en este mundo material a saber: día y noche, cielo y tierra, hombre y mujer, luz y oscuridad, etc,.
Es decir, nuestro mundo terrenal, fué creado y acciona entre dos fuerzas o potencias que en ocasiones se nos presentan como antagónicas pero que en verdad son complemetarias.
Una fuerza que expande y otra que restringe o limita. Una fuerza que da u otorga, mientras que la otra acepta y permite su desarrollo. El clásico ejemplo de la semilla que cuando es plantada en la tierra, esta última posibilita su expresión, dando lugar a que se ejecute la información almacenada hasta poder revelar (dar origen) cierta clase de producto, entiéndase: una planta, un árbol o un fruto determinado. Y esto último que he mencionado, puede apreciarse en el árbol Cabalístico, en el triángulo superior, donde el atributo o sefirá de Jojmá o inteligencia representa la chispa inicial del intelecto que requiere y posibilita el paso subsiguiente de Biná o entendimiento, que permite apreciar y desglosar las partes del tópico al cual estamos intentando comprender.
La bondad de Hashem.
Se evidencia en el propio acto creativo. Cuando nace en Él el deseo de morar también en un mundo material, donde pueda ser reconocido aún, siendo que su presencia se encuentra oculta en aquello que denominamos “naturaleza”.
En el Génesis, lo primero que hace el todo poderoso es hacer la luz, una luz especial, una luz espiritual, según los sabios reservada a los justos para el mundo venidero, y otros rabinos afirman que se encuentra oculta en las mismas letras de la Torá.
Y aquí enganchamos cuando Abram aparece en escena, difundiendo la idea de un D’os único y sus mandamientos que son la Torá misma, que es la forma que Él ordena y desea que sus criaturas se comporten entre ellas y con la divinidad.
Abram emula o imita al Todopoderoso. Haciendo Jesed o bondad con sus semejantes, y D’os se regocija, viéndose reflejado en lo mejor de su Creación.
Del pensamiento al corazón.Reflexión final.
Al ingresar en este último bloque, siempre trato de recordar que el pensamiento es el paso inicial mas no suficiente para poder gestionar en este mundo denso y de lo material. Se requiere un paso adicional, que es conectar el pensamiento, que lo podriamos presentar como lo cerebral, con la terna de los atributos del nivel inferior conformada por: Jesed o bondad, Guevurá o rigor o auto-limitación o auto-control, y Tipheret o el equilibrio entre ambos, este último el corazón del árbol de la Vida y llamado por algunos el asiento de Salomón. Es decir, ese pensamiento debe/ría inducir una vibración en nuestro interior.
La ruta sería: pensamiento—-emoción o sentimiento—–y por último ejeccución o acción.
Para concluir este segmento: a_ pensar, b_ sentir, y c_ hacerlo. El punto c estaría representado y completado en el árbol Cabalístico por las otras sefirot o atributos del que denominamos el pequeño rostro de D’os(Zeir Anpin).
Para concluir, el primer Patriarca es movimiento y bondad y accionar en el mundo físico. Después de todo debemos citar a Sófocles poeta griego (496 a.C-406 a.C) cuando sentencia: “los cielos nunca ayudan al hombre que no quiere actuar”.
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