De un "judaísmo sefaradí" hacia un "judaísmo español", la visión del nuevo rabino de la CJM, Moisés Chicurel

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El rabino Chicurel ha recibido a Enfoque Judío durante una visita a Madrid de toma de contacto con la kehilá, tras su nombramiento oficial en julio. Asumirá sus funciones oficialmente después de las Altas Fiestas.

Con una trayectoria profesional de veinte años en México, el nuevo rabino principal de la Comunidad Judía de Madrid (CJM), Moisés Chicurel, llega con la convicción de que la capital española tiene todo el potencial para convertirse en plataforma de un nuevo "judaísmo español", vibrante, plural y profundamente enraizado en la tradición sefaradí.

La llegada definitiva del nuevo rabino se espera para después de las Altas Fiestas, en la segunda mitad de octubre, aunque a principios de este mes ha realizado una visita a Madrid en la que tuvo oportunidad de conocer a las kehilot de cada una de las sinagogas y colectivos que conforman la CJM. También visitó el colegio Ibn Gabirol y participó en la inauguración de una muestra sobre la Comunidad Judía de Madrid en el Centro Sefarad-Israel.

En una entrevista con Enfoque Judío que será publicada este domingo, Chicurel habla de su visión del judaísmo y de su proyecto para la gestación de un nuevo concepto o idea, "el judaísmo español", que "va más allá de solamente lo que se suele encuadrar dentro del concepto de Sefarad".

"Vamos a llevar todos estos conceptos milenarios y tratar de aplicarlos en esta tierra, que es una tierra sagrada para los judíos, sagrada para los sefaradim. Vamos a tratar de llevarla a la modernidad, a la actualidad, que sea relevante, que sea actual. El ´judaísmo español´ habla de algo que sí nos conecta con una historia, pero que también se proyecta hacia una realidad actual y hacia un futuro", explica sobre su visión.

El espejo mexicano

La CJM anunció el nombramiento de Chicurel como Rabino Principal en julio, tras una ardua búsqueda de dos años a raíz de la prevista jubilación del Rab Moshé Bendahán tras más de 35 años en funciones. Se trata pues de un punto de inflexión, y no sólo parta la comunidad.

"Mi abuelo, Shem Tov Chicurel, era un judío español. Él tenía cultura española, él amaba la cultura española (..) Para mí, estar acá realmente es la realización de un sueño que está empezando (..)  Estoy invirtiendo aquí mi vida entera, con el apoyo de mi familia", asegura Chicurel.

El nuevo rabino de la CJM conoce bien lo que significa dirigir comunidades abiertas y complejas. Durante dos décadas sirvió en la Comunidad Sefaradí de México, diez años como rabino principal. Allí aprendió que la clave de la vida judía no es solo la sinagoga, sino la red de espacios sociales, culturales y educativos que mantienen viva la identidad.

Por eso no le sorprende encontrar en Madrid un escenario parecido: una comunidad plural, nacida a comienzos del siglo XX de familias ashkenazíes y enriquecida con la llegada de sefardíes del norte de Marruecos. En su constitución a partir de la migración, "es prácticamente idéntica a mi comunidad de origen", dice.

Su diagnóstico es claro: Madrid tiene el potencial para desplegar un modelo similar al de México, en el que la participación activa pese más que el número de miembros. "No se trata de cuánta gente vive en un lugar, sino de cuánta gente participa", insiste.

El rabino Moisés Chicurel en entrevista con Enfoque Judío, en la sede de la CJM (Foto: Enfoque Judío)

Un judaísmo con "C" mayúscula de comunidad

Y si hay una idea que Chicurel enfatiza es la de "Comunidad" como concepto integrador. No habla de etiquetas, corrientes ni divisiones, sino de una "C" mayúscula de "Comunidad" que condense todo aquello que sirva para unir y deje en segundo plano todo lo que separa.

En este sentido, reivindica un judaísmo espiritual conectado con la vida cotidiana. En México lo encarnan proyectos como el Centro Deportivo Israelita, donde la identidad judía se juega también en una cancha de baloncesto o en un concierto. Madrid, insiste, no tiene por qué quedarse atrás.

"Habrá que abrir espacios culturales y sociales para que todo el mundo pueda participar… la intención es que cada quien pueda sentirse vinculado", adelanta.

Y el concepto más provocador que introduce para ello es el de un "judaísmo español", evocación nostálgica, histórica e espiritual de la antigua Sefarad, pero trasladado al presente y futuro como categoría viva y, sobre todo, "funcional": "Esa palabra me parece  muy importante: funcionalidad, donde todo el mundo pueda encontrar su lugar y su parte en la función. Y no va a menos", subraya.

Se trata de un judaísmo que, sin renunciar a la memoria, se atreva a dialogar con las necesidades del presente y, sobre todo, los retos del futuro.

Jóvenes, educación y pluralidad

Otro de los ejes de su proyecto es el ámbito educativo. El colegio Ibn Gabirol le resulta familiar y prometedor, semejante a las instituciones con las que trabajó en México. Allí quiere volcarse con los jóvenes, convencido de que la continuidad comunitaria depende de ellos, y desde un mismo nivel. "No estoy en un pedestal, soy de carne y hueso, y siempre van a encontrar en mí apertura y cercanía", señala al invitar a mayores y menores a contactar y conectar.

El mismo aperturismo que expone frente a la diversidad interna en la vida judía de la capital. Porque, como "sefaradí", dice rechazar las etiquetas rígidas que se implantaron en el siglo XIX, que "pudieron ser necesarias e importantes en su momento" y que, "en la actualidad", hasta podrían tener "cierta funcionalidad". Aunque él ya no lo cree así.

"Entiendo que existen otras corrientes, pero habrá diálogo, habrá construcción y tenemos un enorme porcentaje de cosas -el 95%, quizá 98%- en las cuales coincidimos, y así lo hemos logrado en México (E.J. la integración). Lo que estoy diciendo no es teórico, es práctico y son hechos", indica sobre el sello que tratará de imprimir en Madrid y que resume en: menos fronteras y más encuentro.

Un desafío llamado antisemitismo

Preguntado por el creciente antisemitismo en España, Chicurel se muestra más prudente. Reconoce que necesita tiempo para comprender la realidad local, aunque contrasta la situación con la vivida en México, donde la comunidad judía florece con libertad y reconocimiento estatal.

En cualquier caso, dibuja el papel del rabino como puente pedagógico, no como activista político: informar, abrir canales de diálogo y contribuir a una comprensión más justa del judaísmo. Un enfoque que busca reforzar las instituciones antes que personalizar los enfrentamientos ▪

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