El enfoque pastoral de Francisco y su preocupación por la salvación de las almas: esto es lo que une las decisiones de conceder a todos los sacerdotes que perdonen el aborto, que los presos obtengan la indulgencia y que los fieles de la Fraternidad San Pío X puedan ser válida y lícitamente absueltos por sus sacerdotes
Por ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO
Jorge Mario Bergoglio, que habría sido cardenal por pocos días, lo recordó durante su breve pero importante intervención durante las Congregaciones generales de los purpurado antes del Conclave que lo eligió Papa: decisiones, cambios y reformas en la Iglesia deben llevarse a cabo exclusivamente “por la salvación de las almas”. Este es el objetivo detrás de las novedades y de las decisiones que ha tomado Francisco para el Año Santo de la Misericordia, y que se exponen en la carta enviada hoy al arzobispo Rino Fisichella.
Permitir, durante el Jubileo, que todos los sacerdotes del mundo absuelvan el pecado del aborto, cuyo perdón está reservado solo al obispo y a algunos sacerdotes delegados por este último, significa intentar todo para llegar y acoger a las mujeres que han abortado y a los hombres que han obligado, procurado o contribuido al aborto. Hacer que cualquier Iglesia, en cualquier latitud, pueda representar un puerto y un refugio para estas personas, y que allí se puedan encontrar con la misericordia del Padre sin tener que pasar por otros sacerdotes. Hacer que nadie se pierda entre los que advierten remordimiento y arrepentimiento.
El mismo criterio, la misma ley suprema, entra en juego en la concesión de la indulgencia a los presos en las capillas de sus prisiones, con la imagen sugestiva de la puerta de sus celdas que se transforma en Puerta Santa, si rezan y se arrepienten. Es conocida la cercanía humana y cristiana que Francisco no ha dejado de manifestar a los que están en prisión. Esta concesión la vuelve aún más evidente.
Exactamente el mismo criterio entra en juego en la decisión de que sean absolutamente válidas y legítimas las confesiones de los fieles de la Fraternidad San Pío X durante el Año Santo. En la espera de nuevos pasos, aclaraciones teólogoico-doctrinales y acomodos canónicos… Francisco habla de todo lo que le han contado algunos obispos de todo el mundo sobre las dificultades que han vivido estos fieles. Y, pensando en ellos, en el bien de sus almas, el Sucesor de Pedro pretende sanar por completo la raíz y cancelar cualquier duda sobre la validez y legitimidad de las absoluciones y de las confesiones celebradas por los sacerdotes que pertenecen a la Fraternidad que fundó el arzobispo tradicionalista Marcel Lefebvre.
Para concluir, no debe pasar inadvertido el breve pero denso pasaje de la carta en el que el Papa también habla sobre las obras de misericordia corporal y espiritual, actualizando su importancia y declarando que también a través de ellas se obtendrá la indulgencia del Jubileo.
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