La Iglesia vivió la liturgia y también hubo Vía Crucis

"La liturgia del Viernes Santo nos invita a ensanchar la mirada sobre el mundo con corazón generoso", sentenció el obispo durante la liturgia.

En absoluto silencio, el templo sin flores, y el altar sin mantel ni candelabros, se realizó ayer Viernes Santo la liturgia de la "Pasión y muerte del Señor", presidida por el obispo local, monseñor Antonio Marino.

La misma comenzó a las 15, el mismo horario en que Jesús murió y a las 20 comenzó el Vía Crucis con el Cristo yaciente y la Virgen dolorosa encabezando la procesión por las calles de la ciudad.

A las 22, como todos los años, se recibió a la Virgen de la Macarena, acompañada por la comunidad andaluza.

Durante la homilía vespertina, el obispo explicó que "el Viernes Santo, después de escuchar la riqueza de la palabra de Dios y de hacer la oración universal, la Iglesia levanta la cruz como estandarte y la propone para ser adorada. Lo hacemos con convicción porque sólo desde la fe nos atrevemos a hacer esto, porque si lo hiciéramos desde los ojos de la carne, sin la luz de la fe, lo que estamos presentando como plenitud de vida y como triunfo del amor, parecería una necedad, una burla y una ilusión malsana".

Asimismo, reseñó que la liturgia del Viernes Santo "nos invita a ensanchar la mirada sobre el mundo con corazón generoso y católico, dando cabida a quienes se encuentran cerca de nosotros y no sabemos descubrir, y a quienes se encuentran lejos y también necesitan de nuestra oración y nuestro auxilio. Las periferias geográficas y existenciales se encuentran en todas partes".

"Bien cerca de nosotros -añadió-, encontramos realidades que deben tocar las fibras de nuestro corazón, aunque no siempre esté en nuestras manos la solución: ancianos sin asistencia adecuada y jóvenes que ni estudian ni trabajan, con frecuencia dañados por la droga; enfermos necesitados de atención médica y remedios, pero más aún de contención y de aliento".

En ese sentido, reconoció que "la lista sería larga" y advirtió que se trata de "un desafío para la presencia evangelizadora de la Iglesia y sus obras de caridad. Nunca olvidemos que nuestra fidelidad a Cristo pasa no sólo por la integridad en la doctrina sino por nuestra solidaridad ante el prójimo necesitado y doliente".

Universal

Después de la homilía, se realizó la oración universal, en la que se oró por la Iglesia, por el papa Francisco, por el obispo Antonio Marino, todos los obispos, presbíteros, diáconos, y los miembros del pueblo santo de Dios; por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por los judíos, por los que no creen en Cristo, por los que no creen en Dios, por los gobernantes y por los que se encuentran en alguna situación difícil.

Luego, llegó el momento de la adoración a la cruz y luego de la distribución de la comunión, al finalizar la celebración, todos los fieles se acercaron uno a uno, con profunda devoción, a adorar la cruz que se encuentra en el retablo mayor del templo.

Hoy, Sábado Santo, la actividad principal en la Catedral será a las 21 con la Vigilia Pascual, donde a través de diversos signos se expresa la alegría y el gozo de la resurrección de Jesucristo.

Asimismo, monseñor Marino bendecirá el fuego nuevo, preparará el cirio pascual y el lucernario, habrá una extensa liturgia de la palabra, y se realizará la liturgia del agua bautismal.

Finalmente, el domingo de Pascua, el obispo presidirá a las 10.30 la misa en la parroquia Cristo resucitado, que celebra sus fiestas patronales. La misma se ubica Nápoles y Friuli, del barrio el Martillo, mientras que en la Catedral las misas serán a las 8, 9, 10, 11, 12, 18, 19 y 20.

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