Gran parte de los cerca de 1,8 millones de habitantes del enclave costero palestino reciben el bendito mes sumidos en unas penosas condiciones de vida y con una economía cada vez más debilitada.
El comercio continua muy debilitado, con una franja que sufre las consecuencias del bloqueo israelí que hace ya ocho años estrangula la economía de Gaza y ha disparado las cifras de pobreza y desempleo.
Un comprador, que visita el mercado para lograr comida más barata que en las tiendas de barrio, asegura que "antes del bloqueo (2007) el comercio era excelente, pero empezó a declinar año tras año".
"Es claramente visible que la situación económica solo va a peor y peor", añade otro comerciante, Osama Murtaja, que vende en su tienda queso, especias y pepinillos y otros encurtidos.
De acuerdo con Efe, el Banco Mundial afirmó en mayo que el desempleo en Gaza es el mayor del mundo con un 43 por ciento (60 por ciento entre los jóvenes), cerca del 40 por ciento de la población vive ya bajo el umbral de la pobreza y advertía que su economía está "al borde del colapso".
El Producto Interior Bruto de la franja, según ese organismo, sería hoy cuatro veces lo que es si no fuese por las restricciones y conflictos.
La operación militar del pasado verano, denominada Margen Protector, empeoró la situación, dejando atrás más de 2.100 palestinos muertos y a decenas de miles sin hogar.
"Ramadán este año va a ser muy difícil para mí. Mi familia no se sentará conmigo a la mesa en la ruptura del ayuno", lamenta con profunda tristeza Ibrahim al Masri, un hombre de 50 años que perdió en el enfrentamiento a su mujer, dos hijos, una hija y su casa en Beit Hanoun, en el norte de la franja.
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