“Guerra santa” contra Larreta y un caballo de Troya en casa

“Guerra santa” contra Larreta y un caballo de Troya en casa

Los credos porteños avanzan en duros términos con una agenda de conflicto con el alcalde. Poli, al frente de las tropas. La primera dama, agitadora "provida".

 

El cierre de los lugares de culto durante el largo confinamiento por la pandemia y lo que se evaluó como “un apuro” de la Legislatura porteña en adherir al protocolo nacional de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) hicieron que referentes de los credos pusieran contra las cuerdas al jefe de Gobienro de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta.

En medio de la pelea contra el coronavirus, dos pronunciamientos eclesiásticos en muy duros términos, en apenas 48 horas, golpearon de lleno en la gestión del mandatario capitalino.

 “(Mario) Poli no habla nunca, pero cuando sale a hacerlo, tira una bomba”, graficó con ironía una voz eclesial consultada por Letra P. La fuente hacía referencia al arzobispo de Buenos Aires y alma mater de ambos pronunciamientos.El primero. titulado “Los derechos del pueblo argentino de relacionarse con Dios y practicar su culto en todo tiempo”. El segundo, “La vida se dignifica siempre”.

Uno suscripto también por Gabriel Davidovich, gran rabino de la AMIA; Pablo Hamikian, eparca de los Armenios, e Iosiph Bosch, arzobispo de la Iglesia ortodoxa griega de Buenos Aires. El otro, redactado por el cardenal primado junto con sus siete obispos auxiliares.

La primera declaración apuntó de lleno al Poder Ejecutivo porteño por mantener cerrados los templos (aunque varios igual lo hacían por algunas horas) durante el prolongado aislamiento y por no tomar en cuenta las costumbres y creencias religiosas como una prioridad en ninguna de las fases de desconfinamiento.

 “No deja de preocuparnos profundamente cómo se intenta invisibilizar a Dios. Aparentemente se lo ha corrido de la escena, como si la superación de lo que nos desafía solamente estuviera en manos de un Estado omnipotente”, se quejaron las máximas autoridades religiosas del distrito y aseveraron: “Nosotros sabemos y proclamamos que la práctica de nuestros credos no son una actividad esencial, sino una necesidad vital para la población”.

“No deja de preocuparnos profundamente cómo se intenta invisibilizar a Dios. Aparentemente se lo ha corrido de la escena, como si la superación de lo que nos desafía solamente estuviera en manos de un Estado omnipotente”, se quejaron las autoridades religiosas.

La respuesta desde las oficinas comunales de Parque Patricios no tardó en llegar y fue responsabilidad del director general de Entidades y Cultos, Federico Pugliese, quien, sin embargo, matizó el impacto del pronunciamiento y evitó un choque frontal con los referentes de los credos porteños.

"Con las distintas comunidades de fe que conviven en la Ciudad venimos buscando juntos, desde el comienzo, las mejores vías para transitar un camino de apertura gradual y responsable”, dijo el funcionario, que profesa el catolicismo, al confirmar la reapertura de los templos desde este miércoles para la oración individual de fieles de hasta un máximo de diez personas conforme al protocolo.

Después del anuncio oficial de la reapertura de los templos para el rezo individual, la Iglesia católica en solitario fue por más. En un tercer pronunciamiento, también firmado por Poli y sus obispos auxiliares, sostuvo que esperaba que ese fuera el primer paso de un itinerario "hasta alcanzar el pleno desarrollo del culto público" en las comunidades parroquiales.

Tal fue la lectura entre líneas de la primera declaración interreligiosa que en el Episcopado se prefirió no nacionalizar el escrito firmado por líderes católicos, judíos y ortodoxos porteños. En tanto, organizaciones evangélicas consultadas por Letra P también tomaron distancia y optaron por no suscribirlo con el argumento de que se circunscribía al ámbito exclusivo de Buenos Aires.

  

ILE. El otro foco de tensión entre los obispos católicos con el jefe de Juntos por el Cambio en la Ciudad fue a raíz de la “rapidez”-según se evaluó- de la Legislatura porteña por adherir al protocolo del aborto que el Ministerio de Salud de la Nación dispuso a fines de 2019.

En este otro caso, el cardenal Poli y sus obispos auxiliares tampoco anduvieron con medias tintas. “Contradice garantías constitucionales a favor de la vida más desprotegida”, advirtieron e insistieron en que esto no es “honrar la vida”, como se ha proclamando en la cuarentena. “No estamos en contra de los derechos de la mujer, sí a favor de la vida como viene”, sostuvieron apelando a conceptos de otros pronunciamientos de la Iglesia.

En tanto, los colectivos “provida” levantaron el pañuelo celeste y salieron a exigirle a Larreta el veto de la decisión legislativa, un punto que no estaría en los planes del mandatario porteño, dado que sus allegados anticiparon que avanzaría hacia la promulgación de la adhesión de la Ciudad al protocolo de ILE.

 

 

En este sentido, el Movimiento Familiar Cristiano (MFC) le reprochó a Larreta que vaya en contra del compromiso que asumió el 9 de julio de 2018 en la catedral metropolitana, al consagrar públicamente su vida, su gestión y la ciudad al Sagrado Corazón de Jesús.

“No sería coherente que usted dejara vigente una norma que atenta contra los valores sostenidos por la mayor parte de la ciudadanía, valores que usted ha dicho sostener a través de esa consagración”, le recordó el matrimonio presidente de la organización católica.

 

 

Los líderes religiosos no fueron los únicos que le pusieron presión a Larreta. Su esposa, Barbara Diez, sorprendió al cuestionar la adhesión de la Legislatura al protocolo de ILE mediante un posteo en sus redes sociales, acompañado por una foto del “Memorial para el niño no nacido”, del escultor eslovaco Martin Hudacek.

“La Ciudad se paralizó para salvar vidas durante esta pandemia. ¿No es cuanto menos incongruente que a la misma vez se haya votado un protocolo de muerte para bebés de hasta siete meses de gestación? Estamos haciendo todo lo posible como sociedad para salvar vidas. ¿De qué estamos hablando?”, escribió Diez.

Las organizaciones “provida” salieron a bancarla y a ponerla como abanderada del reclamo de veto a la adhesión al protocolo del aborto y apuntaron contra quienes no comparten este ideario. En algunos casos, con opiniones agresivas en las redes sociales. Los “proderechos” también reaccionaron, con posteos críticos a la posición de la primera dama porteña.

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