El día que a las gallinas les salieron dientes

El día que a las gallinas les salieron dientes

Por primera vez subirá a los altares un descendiente de esclavos negros. Otra pieza de la “geopolítica de la santidad” del Papa Francisco

por Paolo Valvo*

El próximo 14 de noviembre en Campanha, estado de Minas Gerais, será beatificado el sacerdote diocesano Francisco de Paula Victor, nacido en la misma ciudad el 12 de abril de 1827 de una esclava de color, Lourença Maria de Jesus. El anuncio de la celebración fue dado en agosto por el obispo diocesano dom Frei Diamantino Prata de Carvalho, y será presidida por el cardenal Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Amato.

Es la primera vez que la Iglesia eleva al honor de los altares a un brasileño descendiente de esclavos negros, lo que convierte al “padre Víctor” en una figura – de las más populares del catolicismo brasileño –particularmente relevante para la “geopolítica de la santidad” del Papa Francisco. Su beatificación, por otra parte, se produce a dos años y medio de la beatificación de otra hija de esclavos “Nhà Chica” (en español “tía Pancha”), Francisca de Paula de Jesus (1810-1985), que se celebró el 3 de mayo de 2013. Es significativo que estos dos nuevos beatos brasileños lleven el mismo nombre, confirmando que en los ambientes de la esclavitud estaba especialmente difundida la devoción a San Francisco de Paula debido a las numerosas liberaciones de esclavos atribuidas a la intercesión del santo calabrés a lo largo de los siglos.

El milagro del padre Víctor que permitió concluir el proceso de beatificación –el embarazo inexplicable de una mujer que luego dio a luz con normalidad- fue reconocido oficialmente por la Congregación para la Causa de los Santos con el decreto promulgado el 5 de junio de 2015. Por otra parte algunos afirman que el primero y principal milagro que realizó este sacerdote ocurrió el 5 de junio de 1849, cuando fue admitido en el seminario diocesano de Mariana. En esa época, en efecto, era impensable que un negro, hijo de esclavos, pudiera ser sacerdote. El mismo Francisco, que desde niño deseaba ser sacerdote pero había aprendido el oficio de sastre, decía que si un día un negro llegaba a ser sacerdote “a las gallinas les saldrían dientes”.

Dos figuras decisivas para la formación cristiana y la vocación del padre Víctor fueron su madrina de bautismo (y patrona), Marianna de Santa Bárbara Ferreira, y el obispo de Mariana, dom António Ferreira Viçoso. Estaba él visitando la ciudad de Campanha en 1848 cuando conoció al joven Francisco y decidió ayudarlo. El hecho de que la Iglesia católica también proclamó venerable a mons. Viçoso resulta un testimonio de continuidad y de transmisión de la santidad extremadamente significativo. Sin embargo, a pesar del apoyo de su obispo el futuro beato debió enfrentar primero la desconfianza más o menos abierta de sus compañeros de seminario y más tarde de los fieles de Três Pontas, donde fue nombrado párroco el 14 de junio de 1852. Pero la humildad del padre Víctor, alimentada por su amor a Jesucristo, muy pronto logró conquistar los corazones de sus compatriotas y superar la hostilidad y los prejuicios de los blancos, que al principio se habían negado a recibir la comunión de manos de un sacerdote negro. Por eso no resulta difícil comprender que hasta la actualidad los católicos de Minas Gerais (y no solo ellos) consideran al padre Víctor un “santo de las causas imposibles”.

Durante su ministerio en Três Pontas el padre Victor construyó la iglesia de “Nossa Senhora d’Ajuda” y fundó el Colegio Sagrada Familia, donde estudiaban juntos blancos y negros, ricos y pobres. De ese modo, por medio de la cultura aliada con la fe, el futuro beato se proponía superar las divisiones y los prejuicios y construir una sociedad más unida y solidaria.

El padre Victor es recordado sobre todo por la caridad sin límites y con todos, especialemente los más pobres y los enfermos, pero también por su opción de vivir en absoluta pobreza. No es casual que uno de los primeros milagros que le atribuyeron después de su muerte fue haberse aparecido a un padre que no tenía dinero para hacer bautizar a un hijo –era costumbre de la época pagar una especie de “tasa” a la parroquia- y haberle dado el sacramento sin pedir nada a cambio. Sus biografías revelan también el perfil de un exorcista especialmente temido por el demonio, quien durante los exorcismo lo  llamaba con desprecio “ese negro feo de labios gruesos”.

Cuando murió, el 23 de septiembre de 1905, toda la ciudad se visitió de luto. Muchos testimonios afirman que su cuerpo, expuesto durante tres días antes de enterrarlo en la iglesia de “Nossa Senhora d’Ajuda”, que él mismo había hecho construir, emanaba un especial perfume de rosas. La fase diocesana del proceso de beatificación comenzó el 13 de julio de 1993 y terminó en agosto de 1998, poco después de la exhumación del cuerpo, que se efectuó el 12 de junio de 1998 ante la presencia del obispo de Campanha, el postulador de la causa, el vicepostulador y dos médicos peritos. Después que la Congregación para la Causa de los Santos examinó la positio super virtutibus en 2002, el Papa Benedicto XVI reconoció las virtudes heroicas del futuro beato el 12 de mayo de 2011.

Al comentar el Evangelio de las Bienaventuranzas (Mt 5,1-12), durante la misa celebrada en el cementerio de Verano por la solemnidad de Todos los Santos, el Papa Francisco afirmó que “el camino del Señor es el camino de la humildad y de la paciencia. Jesús recorrió este camino: desde pequeño soportó la persecución y el exilio; y después, de adulto, las calumnias, los engaños, las falsas acusaciones en los tribunales; y todo lo soportó con humildad. Soportó incluso la cruz por amor a nosotros”. Al terminar la homilía el Santo Padre exhortó a los presentes a pedir a Dios “la gracia de ser personas sencillas y humildes, la gracia de saber llorar, la gracia de ser mansos, la gracia de trabajar por la justicia y la paz, y sobre todo la gracia de dejarnos perdonar por Dios para convertirnos en instrumentos de su misericordia”. Se puede decir que es un buen resumen de la beatificación que la iglesia de Minas Gerais se prepara para celebrar en estos días. Si cada santo señala un camino, el padre Victor señala una iglesia que con sencillez y humildad se pone al servicio del prójimo, y conquista hasta los corazones más alejados, no con la fuerza de los argumentos sino con la fascinación de un testimonio apasionado de Cristo.

 * Post Doc Researcher Catholic University of the Sacred Heart – Milan, Department of Economic and Social History “Mario Romani”

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