Los frentes de Francisco contra la trata de personas

Los frentes de Francisco contra la trata de personas

Se multiplica y dinamiza el apoyo del Papa a diversas iniciativas de combate al tráfico de personas, una de las preocupaciones fundamentales de su pontificado.

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ - CIUDAD DEL VATICANO

La trata de personas es una de las “heridas abiertas” más dolorosas de la sociedad moderna. Un verdadero “crimen contra la humanidad”. La convicción, múltiples veces repetida por el Papa, no se ha quedado sólo en una expresión de deseo. Francisco quiere promover la acción coordinada contra ese mal. Por eso abrió diversos frentes de lucha: con policías, con políticos, con religiosas, con jueces y con jóvenes. En los últimos días estas iniciativas coincidieron en Roma y dieron la oportunidad al pontífice de poner el acento sobre una de las preocupaciones fundamentales de su pontificado.

El lunes 7 de noviembre Jorge Mario Bergoglio recibió en audiencia a un grupo de monjas participantes en la segunda asamblea de la Red Religiosa Europea contra la Trata y la Explotación (Renate). Su discurso fue breve, pero claro. Denunció “cierta indiferencia” e “incluso complicidad”, una tendencia de “muchos” a voltearse hacia otro lado mientras “poderosos intereses económicos y redes criminales actúan. Una plaga que golpea especialmente a mujeres y niños”, insistió.

“Mientras mucho ha sido hecho para conocer la gravedad y la extensión del fenómeno, mucho más queda por cumplir para alzar el nivel de conciencia en la opinión pública y para establecer una mejor coordinación de esfuerzos de parte de gobiernos, de autoridades judiciales, legislativas y operadores sociales”, siguió.

El encuentro con las integrantes de Renate concluyó una serie de reuniones que tuvieron lugar en el Vaticano en las últimas semanas y que manifestaron el compromiso tangible de Francisco en la acción directa contra las mafias del crimen organizado. Un compromiso expresado desde el principio de su ministerio petrino, cuando le escribió una nota al canciller de la Academia Pontificia para las Ciencias, Marcelo Sánchez Sorondo. De puño y letra le pidió al arzobispo argentino que el organismo a su cargo se ocupase específicamente de la trata.

Del 30 al 31 de octubre pasados la Casina Pío IV, la sede de la Academia ubicada en el corazón de los Jardines Vaticanos, acogió un simposio de jóvenes sobre ese tema. Un encuentro que contó con el patrocinio directo de la Organización de las Naciones Unidas. Se trató de la segunda parte de una cita cuya primera edición tuvo lugar en 2015. En esta oportunidad los jóvenes participantes centraron sus discusiones en los Objetivos del Desarrollo Sostenible planteados por la misma ONU.  

Unos días antes de eso, la Santa Sede recibió una reunión más del llamado “Grupo Santa Marta”, una red de trabajo contra el tráfico de seres humanos que vincula a jefes de policía, obispos e instituciones de la Iglesia de diversos países. Una iniciativa coordinada por el cardenal británico Vincent Nichols, arzobispo de Westminster.

El viernes 28, al finalizar las labores de la reunión, el Papa encontró a los participantes, entre ellos algunas víctimas de tráfico que relataron sus escalofriantes historias. Destacó también la presencia del jefe de la Policía Federal Argentina, el comisario general Néstor Roncaglia. Fue su primera asistencia al grupo Santa Marta, luego de asumir su puesto en marzo pasado gracias a la designación del nuevo gobierno encabezado por el presidente Mauricio Macri.

Iba acompañado por su mujer, que cuando vio al Papa exclamó: “Santo padre, ¡cuídese!”. Francisco la miró y replicó: “¡A mi me cuida la policía!”. Roncaglia no pudo contener la risa, como no pudo tampoco esconder la sonrisa más tarde, cuando participó de una conferensa en la sala de prensa vaticana. Llevaba puesto en el cuello el rosario que, poco antes, le había regalado Bergoglio y confesaba, sin pudor, ser “muy católico”.

Reconoció en el obispo de Roma el “liderazgo moral” del grupo, que pretende articular acciones entre fuerzas públicas de diversos países. Por eso, durante esos días, Roncaglia expuso algunas acciones de la policía a su cargo en los siete minutos que le tocaron según el protocolo. Piió pasar de los “lindos discursos” a la práctica, porque la teoría “no sirve de mucho”.

“Todo esto que estamos viendo acá debemos volcarlo en acción. El delito de trata de personas es similar al narcotráfico, en ambos existe sometimiento del hombre, de la dignidad del ser humano. En las drogas se produce la esclavitud química, en la trata moderna se vive de la esclavitud física aunque esa práctica se abolió hace muchísimos años”, dijo al Vatican Insider.

Consideró clave la acción de instituciones de la Iglesia para ayudar a las víctimas y darles seguimiento desde el plano humano. Algo que, en Argentina, realizan las religiosas Oblatas, los jóvenes de la Acción Católica y el episcopado.

“Hicimos como un mini grupo Santa Marta con todos ellos en el departamento central de Policía. Nos conocimos e interactuamos, era necesario porque muchos desconfían de nosotros. Nosotros debemos hacer autocrítica porque en el pasado no se hicieron las cosas bien y eso es una realidad. Ahora estamos tomando conciencia, cuanto más nos acercamos a las víctimas del delito mejor podemos luchar contra esos actores que cometen esos crímenes aberrantes”, precisó.

Además subrayó la importancia de la constante denuncia pública del Papa a estos delitos, que en muchas poblaciones se toleran con cierta aceptación social. “Como buen pastor de la Iglesia, está cumpliendo con su obligación. Los sacerdotes deben ser pastores, los que aconsejan, los que denuncian los delitos, no tienen obligación con nadie (aunque algunos sí). Él nos dio el ejemplo desde Buenos Aires, hablaba de estos temas, ahora su impacto es mucho más grande. Lo que dice él, que es el Papa, es palabra santa”, precisó.

Junto a estos, existen otros frentes abiertos de Francisco en el combate a las mafias. Sobre el tema trata la Academia para las Ciencias ya organizó congresos con alcaldes del mundo y con jueces. Para fines de noviembre se prevé, en ese mismo espacio, la realización de un coloquio sobre narcotráfico y a inicios de diciembre otro más sobre refugiados.

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