Francisco:«Liberar a las personas secuestradas en las zonas de conflictos armados»

Francisco:«Liberar a las personas secuestradas en las zonas de conflictos armados»

Llamado de Francisco en el Regina Coeli, en particular por el sacerdote salesiano Uzhunnalil, secuestrado en Yemen

Por GIACOMO GALEAZZI - CIUDAD DEL VATICANO

«Los cristianos están llamados a comunicar el mensaje de esperanza a quienes sufren», indicó Jorge Mario Bergoglio en una Plaza San Pedro llena de peregrinos. La Iglesia es «la comunidad del Resucitado», por lo que debe ir «hacia los refugiados y los pobres». Mientras que la amenaza del terrorismo se cierne sobre la pacífica convivencia de los pueblos, Francisco lanza un fuerte llamado para liberar a todos los secuestrados en las zonas de guerra: «En la esperanza donada de Cristo resucitado, renuevo mi llamamiento por la liberación de todas las personas secuestradas en zonas de conflicto armado; en particular deseo recordar al sacerdote salesiano Tom Uzhunnalil, secuestrado en Adén en Yemen el pasado 4 de marzo», dijo el Papa al final del Regina Coeli, la oración mariana que sustituye al Ángelus durante el tiempo pascual, desde el Domingo de la Pascua hasta el día del Pentecostés.

Comentando el Evangelio que la liturgia presenta este III Domingo de Pascua, el Obispo de Roma señaló que Jesús se apareció a sus discípulos en el marco de la vida cotidiana, que habían regresado a sus tierras y a sus labores de pescadores, después de los desconcertantes días de la pasión, muerte y resurrección del Señor. «Era difícil para ellos comprender lo que había sucedido, precisó el Pontífice, pero, mientras todo parecía haber terminado, es una vez más Jesús quien va en búsqueda de sus discípulos».

Es en esta situación de desconcierto, subrayó el Santo Padre que los discípulos “cansados y desilusionados”, reconocen al Señor. Y confiando en Él, tiran una vez más las redes al lago y el resultado fue una pesca increíblemente abundante. «A este punto Juan se dirige a Pedro y dice: ‘¡Es el Señor!’. Y enseguida Pedro se tiró al agua y nado hacia la orilla, hacia Jesús. En esta exclamación: “¡Es el Señor!”, está todo el entusiasmo de la fe pascual, llena de alegría y maravilla, que contrasta fuertemente con el desconcierto, el desaliento, el sentido de impotencia que se habían acumulado en el espíritu de los discípulos».

«La presencia de Jesús resucitado – agregó el Papa – transforma cada cosa: la oscuridad es vencida por la luz, el trabajo inútil se hace nuevamente fructífero y prometedor, el sentido de cansancio y de abandono deja el lugar a un nuevo impulso y a la certeza que Él está con nosotros». Desde entonces, estos mismos sentimientos animan a la Iglesia, la Comunidad del Resucitado. Si con una mirada superficial puede parecer a veces que las tinieblas del mal y la fatiga del vivir cotidiano tengan la prevalencia, la Iglesia sabe con certeza que a cuantos siguen al Señor Jesús resplandece ahora perenne la luz de la Pascua.

Antes de concluir, el Papa Francisco recordó que: «¡Cristo verdaderamente ha resucitado! Y hoy la Iglesia continua haciendo resonar este gozoso anuncio»; por ello dijo, todos nosotros cristianos estamos llamados a comunicar este mensaje de resurrección a cuantos encontramos. «A todos hagamos llegar un rayo de la luz de Cristo resucitado, un signo de su misericordiosa potencia».

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