Desde la periferia de Buenos Aires, al Papa de las periferias. Historia de la entrevista a la publicación de una villa de emergencia argentina, La Carcova News
Por Alver Metalli
La historia de de la entrevista del Papa a la revista de la villa argentina empieza en un determinado punto -un epicentro, podríamos decir- localizado en el espacio y en el tiempo, cuyas coordenadas es necesario explicar. El espacio es la periferia de Buenos Aires, que en ciertos lugares cambia de aspecto y se transforma en villa, lo que los brasileros llaman favela, o bidonville, en el mundo europeo. En este caso se trata de la villa La Cárcova, en el departamento de León Suárez, un populoso asentamiento que surgió hace unos cincuenta años cerca de la última estación del ferrocarril que llevaba al Gran Buenos Aires. La coordenada temporal, en cambio, intercepta el espacio de la villa en el mes de enero del nuevo año, 2015. El punto donde se cruzan el espacio y el tiempo es una cálida noche de verano en el patio de una capilla, después de una procesión religiosa y su infaltable fiesta popular posterior. Circulan algunos vasos de vino, que en su justa medida estimula las ideas audaces. Como la de entrevistar al Papa, por ejemplo.
¿Quién no tiene preguntas para hacerle? ¿Qué periodista no quisiera que él lo reciba para plantearle algunos temas? El vino, como decíamos, infunde coraje. También había sido audaz, hace unos meses, la idea de empezar una publicación totalmente proyectada y realizada en la villa, con los recursos humanos de la villa. Así nació La Cárcova News, una revista de la villa, para la villa, escrita por los jóvenes de la villa. ¿Por qué no pedirle al Papa una entrevista para la revista de la villa? Para darle más fuerza al asunto, alguien propuso que la entrevista fuera colectiva. Resumiendo: una entrevista para una publicación made in la villa, con preguntas formuladas por la gente que vive allí. Dos buenas ideas que podían tentar al Papa. Valía la pena probar. Y así se puso en marcha la preparación. Ayudó mucho que en enero la parroquia San Juan Bosco -recién fundada- y su párroco José María Di Paola –más conocido como padre Pepe- ya tenían programados varios campamentos: con adolescentes, con chicos, con adultos, con jóvenes que asisten al centro de recuperación de la droga. Seiscientas personas, más o menos, que se trasladaron en diferentes fechas, algunos a una localidad de la costa para unos días de vacaciones, otros a un pueblo del interior del país para unas jornadas misioneras. En cada campamento se dedicaron algunos minutos para explicar la intención de entrevistar al Papa, invitando a escribir preguntas a quien lo deseara. Llegaron un montón de hojas. Después, solo quedaba ver cuáles estaban repetidas, sintetizar algunas más extensas, darle forma de pregunta a pensamientos que, de todos modos, estaban dirigidos al Papa Francisco, al Papa argentino, al Papa amigo, como interlocutor. Y confiar en su disponibilidad Disponibilidad que él ofreció sin demora, generosamente. El 7 de febrero pasado el Padre Pepe fue recibido por el Papa en la casa Santa Marta y le entregó las preguntas escritas. Para sorpresa de todos, incluido el que escribe estas líneas, Francisco quiso responder inmediatamente. El Padre Pepe no tuvo más remedio que sacar el celular y empezar a grabar. La entrevista estaba lista y los temas que abordaba no eran poca cosa: a qué se refiere el Papa cuando habla de periferia, la ofensiva del narcotráfico en la Argentina en vías de “mexicanización”, la oposición al Papa, los jóvenes y la cultura virtual y hasta las elecciones argentinas, un tema obviamente delicado que Francisco no trató de esquivar.
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