Francisco, el Papa que puso a la Iglesia en modo verde

Francisco, el Papa que puso a la Iglesia en modo verde

“Todo está conectado”, escribió el Papa Francisco —hasta en cinco ocasiones— en su encíclica Laudato Si´. Un texto que, desde su publicación en 2015, se convirtió en una referencia para la protección del medio ambiente y un recordatorio incómodo para muchos otros: la tierra está herida y el hombre con ella.

Por Andrés Henríquez.

Con Laudato Si´: Sobre el cuidado de la casa común, el Papa Francisco se hizo eco de las palabras de San Francisco de Asís, quien consideraba toda la creación “como una hermana, con la cual compartimos existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos” (LS. 1).

El Santo Padre consideró oportuno alzar la voz en defensa del planeta, “por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella” (LS. 2). La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en el daño a la tierra que, según el Papa, se cuenta “entre los más pobres, más abandonados y maltratados” de la realidad humana.

Acogida por unos, y reprobada por otros, dentro y fuera del mundo católico, lo cierto es que Laudato Si´ se perfiló como uno de los documentos más importantes del pontificado de Francisco.

Sus detractores han criticado que la encíclica resta valor a otras preocupaciones para los católicos, como el trabajo directo con los pobres. O han expresado su desacuerdo con el planteamiento del Papa de eliminar los combustibles fósiles.

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A partir de su magisterio “ecológico”, Francisco adoptó medidas prácticas para poner a la Iglesia Católica en la línea de la protección del medio ambiente y de la lucha contra el cambio climático.

En 2021, se lanzó Plataforma Laudato Si´ como una acción concreta para que las comunidades cristianas aplicaran las enseñanzas de la encíclica. También, el Vaticano se comprometió a reducir a cero la contaminación en su territorio antes del año 2050.

En 2023, el Santo Padre declaró “prohibido” el plástico en la Ciudad del Vaticano y subrayó que la contaminación causada por este material constituye una amenaza para la vida.

Más recientemente, y entre muchos otros proyectos, el Vaticano recibió una serie de autos eléctricos para promover la movilidad sostenible y reducir la contaminación. Dos de ellos estaban especialmente adaptados para el Papa Francisco.

El legado de Laudato Si´ en la vida de la Iglesia Católica

“Ha permeado no solo el discurso, sino también la praxis de las comunidades cristianas”, afirmó el sacerdote jesuita Jaime Tatay, doctor en Teología Moral y profesor en la Universidad Pontificia Comillas de España.

A pesar de que se trata de la primera encíclica sobre el cuidado del medio ambiente, Laudato Si´ recoge, en realidad, “muchas referencias a otros documentos y cartas pastorales de conferencias episcopales, que ya habían escrito sobre este tema”, asegura el P. Tatay, en entrevista con ACI Prensa.

“Lo que habría que decir, más bien, es que el Papa Francisco recoge, compila, estructura y sintetiza todo ese magisterio anterior. Entonces, por un lado es verdad que es nuevo, pero por otro es verdad también que no es tan nuevo, en el sentido que él simplemente le da forma y lo eleva, gracias a la autoridad con que habla de estos temas”, dijo el jesuita, premiado por el Vaticano por sus trabajos sobre ecología integral y sostenibilidad.

Para el sacerdote español, el legado de Laudato Si´ puede desglosarse en tres apartados: una dimensión ética, otras ascética y otra sacramental. La dimensión ética, según el P. Tatay, se pone de manifiesto en las continuas denuncias del Papa Francisco sobre la crisis social que atraviesan las comunidades humanas, y que luego derivan inevitablemente en crisis ambientales.

El Santo Padre hablaba de la voracidad del hombre, una condición que se agrava a medida que el mundo moderno promueve la autorreferencialidad y el egoísmo colectivo, dejando de lado la preocupación por los más vulnerables, entre los que se cuenta la casa común:

“Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir. En este contexto, no parece posible que alguien acepte que la realidad le marque límites. Tampoco existe en ese horizonte un verdadero bien común” (LS. 204), escribió el Papa Francisco.

“Por eso, no pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos pueden sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca”, (LS. 204), añadía.

El P. Tatay destaca también una dimensión ascética, por medio de la cual el Papa Francisco pedía rescatar “la vida sobria, sencilla, la crítica al despilfarro y a la cultura del descarte”.

Además, el jesuita habla de una dimensión sacramental, con la que el Santo Padre ha querido poner de manifiesto “que el mundo creado no es solo materia y energía, sino que es un regalo, es un don de Dios”.

“Típicamente nos acercamos a la naturaleza con las herramientas típicas de las ciencias naturales. Por eso la física, la química, la biología son muy importantes, pero también es importante esa mirada teológica–sacramental de la realidad: La creación es algo que estamos llamados a cuidar sacramentalmente. Esa es una contribución fundamental”, dijo el P. Tatay.

Laudato Si´ y el conflicto político del mundo

Aunque muchos consideran que la lucha climática y el activismo ambiental han estado históricamente ligados a la izquierda política, para el experto español es importante poner de manifiesto que esto “no es del todo cierto” y que, por el contrario, estas cuestiones “no son de derechas, ni de izquierdas”.

“El beber agua limpia, el comer alimentos de calidad, el respirar un aire sin contaminantes, el tener un ecosistema estable, el tener un régimen climático predecible; estas no son cuestiones de derechas, ni de izquierdas, sino asuntos de cualquier ser humano que se preocupe por el lugar donde vive”, expresó el jesuita.

Para el P. Tatay, la Iglesia Católica puede ayudar a aliviar la polarización política, “no solo en el tema ecológico, sino en muchos otros”, y ser un espacio en el que se logre conciliar, “ser un lugar de encuentro entre distintas posiciones”.

“No digo que la Iglesia no tenga sus tensiones y sus tendencias como cualquier grupo humano, porque si no no sería humano, pero hemos de ser muy cautelosos los católicos, y no identificar las corrientes legítimas que hay dentro de nuestra propia casa, de nuestra tradición, con partidos políticos”, comentó el sacerdote español.

Laudato Si´ y la esperanza cristiana

En medio del Jubileo de la Esperanza, para el P. Tatay es importante recordar aquellas acciones concretas surgidas del magisterio ecológico del Papa Francisco y que son muy variadas “dependiendo del lugar del mundo en el que estemos”.

“Ha habido conferencias episcopales, congregaciones, diócesis, parroquias y colegios que han tomado en serio este tema y han puesto en marcha, por ejemplo, unidades de ecología integral. Diócesis y congregaciones han apostado también por introducir todas estas cuestiones en su en su educación, en la gestión de sus edificios, en la gestión de los recursos”, dijo el jesuita.

Por la amplitud de la Iglesia Católica, el sacerdote considera difícil tener un panorama claro de la implicación de la encíclica, sin embargo considera que “estamos en buen camino… Hemos ido tomando conciencia creciente de que el cuidado de la creación, el cuidado de la casa común, es parte de nuestra misión”.

La acción ecológica a la que invita el Papa Francisco, considera el experto, se hace mucho más complicada en aquellos países más pobres y en las regiones más necesitadas. Esto “pone de relieve lo evidente: que lo humano, lo social y lo ambiental están muy conectados”.

“La Iglesia lleva 2000 años luchando contra la injusticia, la pobreza, la miseria y siguen estando ahí esas realidades y por ello no se pierde la esperanza. El Papa Francisco nos enseña que no podemos ser ciegos, ignorar o huir de esas realidades, pero tampoco podemos caer en la desesperanza”, aseguró el P. Tatay.

En este sentido, el del Santo Padre “es un legado importante y que va a quedar ahí para siempre”, concluyó.

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