De Francisco a Francisco

De Francisco a Francisco

Por Pablo Salgado

Hoy, en el Siglo XXI, el líder espiritual de 1660 millones de hombres y mujeres, se hace llamar Francisco. Aquel, el primero, el santo de Asís, nunca quiso ser sacerdote. Decía que se sentía "indigno" para esa gracia. Hoy, Bergoglio toma ese nombre para poner nuevamente en el centro de la escena la predilección por los más pobres y desprotegidos,  el amor universal y a 360 grados, la austeridad, el cuidado por la naturaleza, el respeto contemplativo a todos y cada uno. 

Francisco no hace una distinción.  Ama, por igual, a ricos y a pobres, a sabios e ignorantes, a unos y a otros, en los dos márgenes de cualquier diferencia, de cualquier orilla, de cualquier grieta. 

La viña del Señor es su pueblo, dice el Salmo de este domingo. El mayor tesoro del Señor, es su gente. Siempre invita al diálogo y al encuentro, a la obsesión por buscar un punto de unión con el otro. Los humildes y silenciosos habitantes de esta tierra, sus hijos más protegidos. Los frutos predilectos de esa viña son los hombres y mujeres del Pueblo de Dios. No hay jerarquías en el mensaje y el diálogo. 

Hoy en día, en nuestro país, y en el mundo, son muchos los que ven solo una realidad, intentando invisibilizar al otro. En la política, lo social y lo económico. Progresistas o conservadores, izquierdas y derechas, neoliberales u ortodoxos, estatistas o privatizadores. 

El Reino se construye desde el diálogo, mirando a todos como hombres nuevos, sin ampliar las diferencias y la grieta. Las pruebas muestran, que hay mucho odio, falta de objetividad, e intentos de entronizar una sola verdad. El Papa jamás va a intervenir, no es su tarea, ni va a ser funcional a nadie, fronteras adentro o afuera. Pero su mensaje es claro para quien lo quiera oír sin filtros ni ediciones: La unidad se construye entre todos, con todos, sin prioridades ni demonizaciones. 

El otro es mi hermano. Miremos nuestro país. El pibe del Polo Obrero que reclama por la deuda, la chica que milita en el PRO y estudia, un joven camionero en la ruta que acompaña a Moyano, o un estudiante de periodismo en una villa militando para La Cámpora. Todos son mis hermanos. Y tú también eres mi hermano. Trabajar, militar en política, en un barrio, desde la solidaridad en todas sus ramas, es una gracia, un don, que tienen millones de jóvenes, en todo el mundo.

La demonización es pecado. Un pecado severo, amargo y triste. "No se saquen el cuero", dice el Papa, con la simpleza de un diálogo en cualquier esquina de cualquier ciudad nuestra. Hoy, muchos argentinos, de misa diaria, de profundas convicciones católicas, parecen disfrutar y alimentar ese pecado cotidiano de la estigmatización, de la infamia, de la demonización sólo de algunos jóvenes. Atacar a un grupo, es menospreciar a todos. Y los jóvenes son el fruto, la sabia, la energía y la alegría de un pueblo

Días atrás el mundo recordó  la figura de San Francisco de Asís, el Patrono de la Ecología, de la Naturaleza, con la hermana Luna y el hermano Sol, y los hermanos animales y seres vivos de toda la tierra. 

Francisco es considerado el "Hermano Universal". Abraza a todos por igual, no prejuzga, no estigmatiza. Abraza primero, sin reproches, a cada hermano. 

También sería bueno recordarles, a todos los que ejercen esta demonización cotidiana, hacia un lado u otro,  y se instalan como los únicos dueños de la verdad y la fe, que: 

La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos. Salmo 118:22

Dios escoge a todos, llama a todos. A los grandes y los niños, a los ricos y a los pobres. A todos por igual. 

La piedra imperfecta, primero rechazada por el constructor, puede terminar siendo la piedra angular de una iglesia, de una construcción de amor y esperanza, de un proyecto solidario, amplio, que prioriza la defensa de los débiles, abandonados, sin voz, sin representatividad.

Miremos algunos tesoros, que hoy no tienen un solo dueño, que ya son cosas de todos, que tenemos que reconocer y defender. Para entender a una sociedad, hay que mirar primero cómo trata a los más chicos y a los más viejos. Ahí encontramos el carácter, la trama, la esencia de esa Nación, de ese pueblo. 

Hoy, la Iglesia nos invita a desafíos, mucho más importantes que las pequeñas, y a veces estériles, disputas cotidianas argentinas. El Sínodo de Obispos que comienza en la Santa Sede, presenta finalmente para su debate y análisis, muchos temas que durante años los laicos de todo el mundo demandaron al Vaticano. El Papa, valoraba días atrás la aparición de un libro de cinco cardenales conservadores con varias observaciones a sus "cambios". Quien está seguro y tranquilo, y no ofende con sus palabras, aprecia la llegada de otras visiones que ayudarán a discernir, a reflexionar, sobre los futuros cambios que podrían desembarcar en la Iglesia. 

Aprendamos de Bergoglio. De su valoración del otro, sin importar títulos ni poder. Él, por ejemplo,  elige qué y cómo comunicar. Le ha dicho cosas más profundas e importantes a una radio FM de Añatuya que a uno de los diarios más influyentes del país. Le da libertad a los obispos para todo tipo de expresiones. El conservadurismo y el progresismo en la Iglesia argentina están más claros que nunca. Las opiniones y especulaciones de los obispos de nuestro país corren por cuenta y orden de ellos. El Papa los recibe, escucha y abrazo a todos. Porque sabe que en todos puede haber semillas de verdad. Bergoglio no habla a través de los obispos, no los usa para ese fin. Las comunicaciones telefónicas del Papa con un pibe de Córdoba, o una viuda en Santa Fe, o una separada en Capital, reflejan eso: Bergoglio habla por Bergoglio, directo con la gente.

Aprendamos de Francisco, del Santo de Asís, y del Papa de nuestro tiempo, que abrazan, escuchan, respetan y aman. ¿Quiénes somos nosotros, quiénes son los periodistas para establecer "niveles" de verdad, de bondad o cercanía con el Papa? ¿No les alcanzan los gestos de Francisco? La unidad que el Sumo Pontífice busca con el Islam y el Judaísmo, ¿no es sobrada prueba para dejar de alimentar la grieta?

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