Francisco a los chilenos: sembrad la paz a golpe de proximidad y vecindad

Francisco a los chilenos: sembrad la paz a golpe de proximidad y vecindad

El Papa celebra la misa “por la justicia y la paz” en el Parque O’Higgins de Santiago por 400 mil fieles: “Es necesario vencer a las mezquindades y ambiciones”

¿La paz? Va sembrada “a golpe de proximidad, de vecindad”. Y el constructor de la paz sabe que tiene que ganar a las “mezquindades y ambiciones”. Francisco celebra su primera misa en Chile en el segundo parque público más grande del país que toma su nombre de uno de los padres fundadores de las naciones y se extiende sobre 770 mil metros cuadrados. Según las autoridades, para la misa del Papa hay 400 mil fieles. 

 

Bergoglio, que ha llegado a bordo del ’papamóvil’ sin capota, ha sido recibido con canciones, dirigidas por el padre Carlos Srarravazal, director de Radio María Chile, que ha tomado el puesto de párroco en el Sagrado Corazón, donde estaba el padre Fernando Karadima, el potente sacerdote considerado culpable de abusos a menores.  

 

“Las bienaventuranzas – ha dicho Francisco-- no nacen de actitudes criticonas ni de la «palabrería barata» de aquellos que creen saberlo todo pero no se quieren comprometer con nada ni con nadie, y terminan así bloqueando toda posibilidad de generar procesos de transformación y reconstrucción en nuestras comunidades, en nuestras vidas”.  

 

El Papa ha explicado que Jesús, “al decirle bienaventurado al pobre, al que ha llorado, al afligido, al paciente, al que ha perdonado... viene a extirpar la inmovilidad paralizante del que cree que las cosas no pueden cambiar, del que ha dejado de creer en el poder transformador de Dios Padre y en sus hermanos, especialmente en sus hermanos más frágiles, en sus hermanos descartados”.  

 

Francisco repite que el Evangelio pide no resignarse. “Frente a la resignación que como un murmullo grosero socava nuestros lazos vitales y nos divide, Jesús nos dice: bienaventurados los que se comprometen por la reconciliación. Felices aquellos que son capaces de ensuciarse las manos y trabajar para que otros vivan en paz. Felices aquellos que se esfuerzan por no sembrar división. ¿Quieres dicha? ¿Quieres felicidad? Felices los que trabajan para que otros puedan tener una vida dichosa. ¿Quieres paz?, trabaja por la paz”.  

 

Bergoglio ha añadido que no puede no evocar el “gran pastor” Raúl Silva Henríquez, cardenal arzobispo de Santiago en los últimos años de la dictadura de Pinochet, el cual decía: “Si quieres la paz, trabaja por la justicia… Y si alguien nos pregunta: ¿qué es la justicia? o si acaso consiste solamente en “no robar”, le diremos que existe otra justicia: la que exige que cada hombre sea tratado como hombre”.  

 

“¡Sembrar la paz a golpe de proximidad, de vecindad! --ha concluido Francisco-- A golpe de salir de casa y mirar rostros, de ir al encuentro de aquel que lo está pasando mal, que no ha sido tratado como persona, como un digno hijo de esta tierra. Esta es la única manera que tenemos de tejer un futuro de paz, de volver a hilar una realidad que se puede deshilachar. El trabajador de la paz sabe que muchas veces es necesario vencer grandes o sutiles mezquindades y ambiciones, que nacen de pretender crecer y «darse un nombre», de tener prestigio a costa de otros. El trabajador de la paz sabe que no alcanza con decir: no le hago mal a nadie, ya que como decía san Alberto Hurtado: «Está muy bien no hacer el mal, pero está muy mal no hacer el bien»”.  

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