San Expedito: Tras la pandemia, miles de fieles vuelven a venerarlo

El santo de las causas urgentes convoca desde la parroquia de Balvanera a peregrinos dispuestos a pedir y agradecer. Durante la fiesta con el lema "Ayudanos a trabajar por la paz" hubo bendiciones, procesión y misa central presidida por el cardenal Poli.

Después de dos años de restricciones por la pandemia, el santuario de San Expedito, ubicado en la parroquia Nuestra Señora de Balvanera (Bartolomé Mitre 2411), volvió a recibir este martes 19 de abril a un gran número de peregrinos que acudieron al templo para pedir y agradecer al patrono de las causas justas y urgentes.

“Cada 19 de abril pasan miles de fieles a lo largo de todo el día. 2020 y 2021 no han sido la excepción, gran cantidad de peregrinos celebraron la fiesta a través de las redes sociales y a medida que los cuidados lo permitieron mes a mes ha incrementado considerablemente la cantidad de fieles que se acercan al santuario”, destacaron los sacerdotes del templo.

La fiesta grande en honor al santo lleva por lema “San Expedito ayudanos a trabajar por la paz” y comenzó a la medianoche con los sacerdotes recibiendo a los primeros devotos y la misa de apertura presidida por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor José María Baliña.

Hasta las 14 se celebraron misas a cada hora y, a las 12, la eucaristía central fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli.

"Hoy queremos llevarnos, en este día de San Expedito, la paz a nuestras casas. Y una consigna: pedirle a San Expedito, ‘ayúdanos a conseguir la paz que buscamos’”, animó el purpurado porteño

“San Expedito tiene un traje de soldado. Su capa roja es la de los pretorianos, que daban la vida por el César, pero cuando conoció a Jesús, en el tiempo de San Expedito, conoció el Evangelio de Jesús, las Bienaventuranzas. Y en el momento en que tuvo que dar testimonio de la fe, no manoteó la espada de soldado, se acordó de que Jesús se ofreció mansamente, y él también se ofreció al martirio dando testimonio de la fe, por eso tenemos la palma de la paz, la palma del martirio, imitando a Jesús, porque sabía que si no, no iba a conquistar lo que la bienaventuranza nos proponía. Él quería ser hijo de Dios”, valoró.

Poli afirmó que “San Expedito fue al martirio entendiendo que tenía que llevar la paz, imitar a Jesús, manso y humilde de corazón”.

“Los argentinos no estamos en paz, no está el mundo en paz. ¿Pero de dónde nace la paz? La paz comienza por el corazón de cada uno. Si uno toma la lección del Evangelio, y se lleva esta bienaventuranza en su memoria y en su corazón, si somos capaces de obrar en consecuencia, entonces vamos a imitar a San Expedito y a todos los santos que se ofrecieron por Jesús”, alentó.

“Si hay paz en la familia, entonces celebramos la Pascua. Si hay paz, somos capaces de perdonarnos y pedir perdón. Si hay paz en nuestro corazón, todos los demás no son enemigos. Un corazón en paz es un corazón libre, vivamos la libertad de los hijos de Dios”, exhortó.

Durante toda la jornada hubo bendiciones y confesiones, tanto en el interior del templo como en el atrio del santuario.

El santo

San Expedito es el patrono de las causas urgentes y también se lo considera patrono de los jóvenes, socorro de los estudiantes, mediador en procesos y juicios, y protector de la familia y de los enfermos.

Según una leyenda popular, provenía de una familia patricia, siguió la carrera militar y llegó a ser Comandante de las legiones romanas y si bien gozaba de los privilegios de las clases superiores, en su corazón se encendía la llama de la fe cristiana a medida que iba conociendo la prédica y el testimonio de los cristianos.

Luego de una batalla, decidió convertirse pero, cuenta la leyenda, que ante su inminente decisión, se le apareció un cuervo que trató de persuadirlo al grito de "Cras", que significa "mañana" en latín. Al instante, Expedito reaccionó respondiendo: "Hodie", cuyo significado es "hoy" y agregó: "No lo dejaré para mañana, hoy seré cristiano" y pisoteó al cuervo, dejando inquebrantable su opción de fe.

La legendaria narración dice que en el año 303, junto con otros soldados conversos, murió mártir en la persecución del emperador Diocleciano.

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