Esperan al Papa en el Bañado

Hicieron cadenas de oración para que el Santo Padre los visitara. Hoy, aguardan con ansias el esperado encuentro que -probablemente- no olviden en sus vidas.

Es jueves por la mañana, y una copiosa lluvia baña las humildes calles y pasillos que rodean a la cancha San Juan, la misma que rodea -a su vez- a la capilla del mismo nombre. El silencio se apodera de la zona, mientras algunos vecinos y amas de casa se resguardan bajos su techos. Una cancha prácticamente inundada y puentecitos improvisados serán -casi en un mes- el escenario del multitudinario encuentro entre el papa Francisco y sus miles de fieles.

Entre los vecinos se encuentra doña Silveria Cuellar de Rodríguez, una ama de casa que -como todos allí- aguarda con ahínco al popular Papa argentino. "Desde que Monseñor Claudio Giménez -obispo de Caacupé- le llevó la invitación al Papa, hacíamos cadenas de oraciones pidiendo que venga. Empezamos a rezar para que sea tocado por el Espíritu Santo, para que venga al Paraguay", comenta doña Silveria, dueña de una pequeña despensa, justo frente a la cancha central.

La pobladora del actual barrio San Juan recuerda que la comitiva del Vaticano visitó todos los lugares posibles, aún sin una agenda confirmada. "También estaba la Parroquia Sagrada Familia; y nosotros apenas somos una capilla", acota, remarcando la sorpresa que se apoderó de ellos cuando se anunció que el Papa visitará su humilde espacio de oración. La señora Cuellar comenta que los encargados de seguridad habrían notado un rápido y cercano acceso desde la avenida Artigas -al menos 300 metros-.

Para la vecina resulta importante señalar la importancia de la cancha para la economía familiar de los vecinos. "Esta cancha es nuestra fuente de trabajo. Con los torneos, los sábados y domingos, se llena. Se vende pororó, helado, asadito, chorizo; lo que se trae se vende, y todos nosotros vivimos de la cancha", subraya, respondiendo -según dice- a declaraciones de personas que dudaban de su utilidad.

SUPERPOBLACIÓN

"¿Dónde van a entrar todos?", se pregunta Francisco Rodríguez, vecino del barrio y presidente de la coordinadora de centros vecinales. La consulta es lógica: unas 30.000 personas viven en el Bañado Sur; y otras 30.000, en el Bañado Norte. También se aguarda la presencia de católicos de distintas zonas del país, e inclusive del exterior. "Muchos nos avisaron que van a venir 4, 5 días antes", comenta el señor Rodríguez.

La mayoría de los pobladores -según cuenta- dedican sus vidas al reciclaje de cartones, latitas y plásticos. "Profesionales, hay pocos. Y si no tenés profesión, ¿qué vas a hacer en Asunción?", reflexiona.

PEQUEÑOS OBSEQUIOS

Para doña Mónica Agüero -conocida por sus vecinos como "Ña Ñeca"-, los pobladores esperan a Francisco con una importante preparación espiritual, a través de frecuentes encuentros de oración.

Entre tantos preparativos de logística -y también espirituales-, los pobladores debaten qué regalo ofrecerle al Sumo Pontífice, en su visita. Las opciones: una escarapela de crochet, un mural con cartas de los fieles, además de la habilitación de una mesa, donde los vecinos podrán depositar sus pequeños obsequios.

EL REGRESO

Don Mario Figueredo, un pintor de obras, es otro vecino del Bañado que no oculta su alegría cuando tiene que hablar del Papa. Y no solo por lo que significa a nivel espiritual, sino por las estructuras municipales que hoy se mueven en su pequeño barrio. "Ojalá que el Papa venga cada año, así únicamente acá se arregla", sentencia, entre risas. Y es entendible: por fin, las autoridades se acuerdan una de las caras más olvidadas y humildes de nuestra paradójica Asunción.

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