Un fenómeno mundial, con miles de personas reclutadas cada día, incluso mediante desaparición forzada, para usarlas como sicariato o prostitución.
Este 30 de julio en todo el mundo se conmemoró el Día Internacional en Contra de la Trata de Personas, tristemente calificada como la esclavitud del siglo XXI.
Se trata de un fenómeno mundial, en el que miles de personas son reclutadas cada día, incluso a través de la desaparición forzada, para usarlos en tareas de sicariato o de prostitución, llevándolos a vivir experiencias que marcan de manera terrible el resto de sus vidas.
En estas batallas, que son sumamente peligrosas porque se afectan intereses multimillonarios, sobresale la valiente actuación de la mexicana Rosi Orozco.
Ella ha impulsado, instituciones, creado, mecanismos, desarrollado infinidad de estrategias, emprendido un sin número de acciones legales y judiciales en rescate de vidas y que le acarreado amenazas, persecuciones y demandas.
Hoy la OEA, proyecta la creación de un departamento para promover la prostitución, como una forma de trabajo legal y digno, lo que sería equivalente a legalizar la trata de personas; o incluso, como sostiene la Observadora Sobre la Violencia Contra las Niñas y las Mujeres, Reem Alsalem, crear “Estados proxenetas”. Por cierto, la relatoría que dirige Alsalem fue infrafinanciada en castigo por ser una voz incómoda y políticamente incorrecta en los propósitos de la ONU.
¡Toda una contradicción y un absurdo de la OEA!
El derecho a la vida incluye la dignidad de la persona humana, desde la concepción, durante su tiempo gestacional, en su nacimiento, niñez, adolescencia, juventud, edad adulta y hasta su muerte.
El ser humano bajo ninguna circunstancia debe ser sometido, esclavizado, ni obligado a realizar tareas que lo degraden o infamen, como lo establece la Carta Universal de Derechos Humanos y que son sustancialmente principios del Reino de Dios como enseña el Evangelio.
Estas son mis convicciones y las del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia que presido.
¡Por el alma de América!
Comentá la nota