Debido a desavenencias en el seno del órgano colegiado de la jerarquía católica
El Arzobispo de Managua y presidente del Episcopado, cardenal Leopoldo Brenes Solórzano dijo este domingo de ramos a los medios de comunicación que la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) no publicará una nueva carta pastoral que estaba contemplada saliera a luz pública al inicio de Semana Santa y donde los prelados harían una radiografía de la situación eclesial, social, política y económica de este país centroamericano.
"Son cosas del Señor, a veces uno propone y Dios dispone. El mensaje que queríamos hacer de forma común no se pudo dar, el Espíritu del Señor pues quizás no quiso en este momento porque todo es obra del Señor", justificó Brenes ante las preguntas insistentes de los periodistas la posible fecha de publicación sobre la carta pastoral.
Según fuentes eclesiales, la carta pastoral de los Obispos llevaría ya casi 20 días de redactada pero no contaba con la firma de los diez jerarcas católicos que componen la CEN.
En días anteriores, el vicepresidente del órgano colegiado, Bosco Vivas había expresado al periodista Emiliano Chamorro, editor de la sección Religión del diario La Prensa en una entrevista que existía falta de consenso en el seno de la CEN sobre el contenido de esta nueva carta pastoral.
"Yo pienso que como no se reflexionó totalmente el texto, creo que no va a salir, sinceramente", compartió Vivas, quién es también obispo de León (occidente de Nicaragua).
Esta sería la primera vez que el Episcopado de Nicaragua se guarda una carta pastoral ya redactada y en el contexto que vive el país, esta situación genera temores entre algunos sectores que la Iglesia esté empezando a "autocensurarse" sobre los problemas de la realidad que vive el país.
Según fuentes eclesiásticas, la carta pastoral no emitida llevaría como puntos importantes como las amenazas a la libertad de expresión, la libertad de conciencia y la intromisión intimidad del núcleo familiar por parte de grupos afines al partido de gobierno; así como comentarios sobre algunas violaciones de derechos humanos, represión, Estado de derecho, crisis institucional del país y un llamado a elecciones trasparentes para los comicios generales de noviembre 2016.
¿Tenemos miedo en vez de coraje?
En Nicaragua una famosa emisora tiene un eslogan que reza "La culpa no es de los que se equivocan, la culpa es de los ausentes".
El Cardenal jesuita Carlo María Martini lo decía en una entrevista antes de morir. El Arzobispo de Managua, S.E.R. Leopoldo Brenes, presidente del Episcopado ya ha dicho que no habrá Carta Pastoral (pese a estar ya redactada).
En la Iglesia, por bautismo tenemos algo llamado "don de profecía". Es urgente ser profetas en la sociedad nicaragüense de hoy. El momento histórico reclama ser iluminado a la luz del Evangelio. Pese a que siempre la Iglesia ha iluminado la conciencia nacional, desde 2014 (cuando los Obispos se reunieron con el presidente Ortega desde su retorno al poder), y tras publicación del documento "En búsqueda de nuevos horizontes para construir una Nicaragua mejor"; la Iglesia Católica ha mantenido silencio frente a la realidad nacional. Esto es preocupante.
Incluso, a nosotros los periodistas se nos han limitado el acceso en nuestra labor de informar en la Conferencia Episcopal. No quisiera creer que nuestros Obispos tienen miedo de decir la verdad. La verdad hay que decirla, por dura que sea.
Es preferible una Iglesia perseguida por el poder al denunciar las injusticias, a una encerrada en sí misma, temerosa y con miedo. Pongo de ejemplo al Beato Monseñor Romero. El arzobispo salvadoreño sabía que la dictadura militar lo iba a matar; pero no cejó en su defensa de la verdad, de la vida humana, de la justicia. Yo me pregunto: Si la voz de la Iglesia se empieza a auto censurar, si se acostumbra a callar, a "dejar hacer, dejar pasar"... ¿Qué pasará?
La Iglesia debe recobrar su profetismo. No importa si eso implica cero transmisiones televisivas de misas, cero apoyos económicos a las parroquias y proyectos sociales eclesiales. Debemos ser coherentes con Jesucristo. Su crítica a la claque religiosa judía y al poder de Roma le costó la vida. Pero ganó la salvación de la humanidad. ¿Seremos capaces como Iglesia de aceptar este reto?
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