Hay varios tangueros eximios de fe evangélica, como el guitarrista Cacho Tirao y la cantante Amelita Baltar.
El tango, esa música tan rioplatense al decir del poeta Enrique Santos Discépolo “un sentimiento triste que se baila”. “Esa ráfaga, el tango, esa diablura / los atareados años desafía / hecho de polvo y tiempo, el hombre dura / menos que la liviana melodía”, dice Jorge Luis Borges.
Como no podía ser de otra forma las letras de tango nombran profusamente a Dios, que como sabemos está siempre presente en todas las obras de arte.
En el tango “Hoy creo en Dios”, de Tito Lara, que interpreta el polaco Roberto Goyeneche, expresa un profundo cambio en el protagonista, quién antes era escéptico y ahora encuentra fe y esperanza a través del amor: “Hoy creo en Dios / porque he aprendido a soñar. / Hoy creo en Dios, / porque la vida es un regalo”.
Junto con “La Cumparsita”, “Adiós Muchachos” de Sanders y Delfino el poeta reconoce que “es Dios el juez supremo, no hay quién se le resista / y ya estoy acostumbrado su ley a respetar”.
Ese gran desventurado genial que fue Enrique Santos Discépolo en sus letras dejó varias alusiones desgarradoras a Dios en muchas de sus letras. Por ejemplo en “Tormenta” nos dice: “Aullando entre relámpagos, / perdido en la tormenta de mi noche / interminable, Dios, busco tu nombre, / no quiero que tu rayo me enceguezca / entre el horror, porque preciso luz, / para seguir”.
En “Monte Criollo” el gran poeta Homero Manzi dice que “la vida es un naipe marcado / que maneja la mano de Dios”, con cierta reminiscencia de alguna frase de Julio Cortázar.
En cambio José Tagini ofrece una versión más católica en su “Misa de Once”: “¡Voces de bronce. / Llamando a misa de once…! / ¡Cuántas promesas galanas / cantaron graves campanas / en las floridas mañanas / de mi dorada ilusión”. Y evocó a la mujer amada “frente a la imagen divina de Jesús”.
El poeta Horacio Ferrer que junto con Astor Pantaleón Piazzola renovaron el tango supo decir que “es mi casa donde canto, porque aprendí a escuchar la voz de Dios que afina en cualquier lugar”, y dejó una letra donde compara a Jesús con un ciclista montado en una bicicleta blanca al cual todos aplaudían pero que después se mofaban y le rompieron su bicicleta y termina diciendo: “no te pongas triste / todo no fue inútil / no pierdas la fe / en un cometa con pedales / ¡dale que dale! / Yo se que has de volver”.
Hay varios tangueros eximios que profesaron de fe evangélica, entre ellos: el guitarrista Cacho Tirao y la excelente cantante Amelita Baltar.
Y, por supuesto, hay varios cultores cristianos de la “música ciudadana”, debiendo destacar entre los más destacados al Obispo Emérito Metodista Federico Pagura que nos dejó esta hermosa letra con ritmo de tango, “Tenemos esperanza”: “Porque el entró en el mundo y en la historia: / porque Él quebró el silencio y la agonía: / porque llenó la tierra de su gloria / porque fue luz en nuestra noche fría. Porque nació en un pesebre oscuro; porque vivió sembrando amor y vida; / porque partió los corazones duros / y levantó las almas abatidas. Por eso hoy tenemos esperanza / por eso es que hoy luchamos con porfía: / por eso es que hoy miramos con confianza / el porvenir en esta tierra mía. / Porque atacó a ambiciosos mercaderes / y denunció maldad e hipocresía; / porque exaltó a los niños, las mujeres, / y rechazó los que de argullo ardían. / Porque Él cargó la cruz de nuestras penas / y saboreó la hiel de nuestros males; / porque aceptó sufrir nuestra condena / y así morir por todos los mortales. / Porque una aurora vio su gran victoria / sobre la muerte, el miedo, las mentiras; / ya nada puede detener su historia, / ni de su Reino eterno la venida”.
Como colofón podemos afirmar con Eladia Blázquez, que “porque todo palpita en la vida, sí, creo en Dios.
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