La dificultad de obtener cementerios islámicos en Alemania

La dificultad de obtener cementerios islámicos en Alemania

«El deseo de muchas familias y también el de los fallecidos de ser sepultados en Alemania ha aumentado», explica Samir Bouaissa, sobre la tendencia que hace que cada vez más personas musulmanas que emigraron a Alemania o sus descendientes quieran un lugar para su último descanso en este país. Sin embargo, hasta ahora, no se ha hecho todo lo necesario para que eso sea posible.

Bouaissa, de 50 años, llegó a Wuppertal con su familia marroquí a los dos años. En su ciudad, es presidente de la asociación «Cementerios musulmanes de Wuppertal». Su objetivo es la construcción del primer cementerio exclusivamente para la comunidad musulmana en esa ciudad. «Empezamos en 2008», cuenta Samir Bouaissa a DW. Ya en ese momento, añade, estaba claro que Alemania necesitaba más cementerios para musulmanes.

Bouaissa es un pionero, pues incluso seis décadas después de su llegada este país, a los primeros trabajadores inmigrantes que echaron raíces en Alemania todavía les faltan posibilidades para enterrar a sus muertos.

Directamente en la tierra, y por toda la eternidad

Este es un problema con varias aristas, al que la República Federal de Alemania apenas le ha hallado soluciones hasta el momento. Fueron necesarios varios debates públicos hasta que los primeros estados federados renunciaron a la estricta norma de sepultar a los fallecidos en un ataúd. Pues que tanto la tradición judía como la musulmana prescriben que se debe sepultar el cadáver en la tierra, solo cubierto por un paño, sin ataúd.

En la cultura musulmana, tampoco se practican incineraciones ni se trasladan los restos mortuorios, pasado un tiempo, a otros sepulcros o urnas. El entierro es en la tierra, y por toda la eternidad. Hay estados alemanes donde se están reformando algunas leyes, pero son los municipios los que deben construir los cementerios, y eso demora.

Por eso, cada vez hay menos tumbas libres para musulmanes. Los pocos cementerios de Berlín que cuentan con ellas están llegando al límite de su capacidad. Y eso también sucede en varias ciudades de Renania del Norte-Westfalia, lo que hace que muchos musulmanes deban buscar sitio para sus muertos en localidades vecinas. Los habitantes de Wuppertal deben ir frecuentemente a Essen o a Solingen.

La Asociación Federal de Funerarios de Alemania (BDB) registra un incremento de los funerales musulmanes en Alemania, «en primer lugar, debido al desarrollo demográfico». Las personas de generaciones más jóvenes desean ser sepultadas en Alemania, dice a DW el secretario general de la BDB, Stephan Neuser.

«La cultura funeraria es un reflejo de la sociedad»

«Eso es bueno, ya que la cultura funeraria es un reflejo de la sociedad», opina Neuser. Su asociación aboga desde hace años por que el trabajo funerario se convierta en una profesión con título oficial. Hasta ahora, cualquiera que tenga una licencia comercial puede abrir una funeraria en Alemania. Los aspectos de las prácticas culturales y religiosas, subraya Neuser, deberían también ser parte de esa formación profesional.

Algunos de los sepulcros musulmanes en el Cementerio Turco de Berlín, uno de los cementerios musulmanes más antiguos de Alemania, están junto a antiguas tumbas de la época prusiana, algo característico de la multiculturalidad de la capital germana.

El cementerio está situado en la mezquita Sehitlik, ubicada entre los barrios de Kreuzberg y Neukölln, y existe desde 1866, es decir, desde antes de la fundación del Imperio Alemán, en 1871. Junto a las tumbas musulmanas, se ven a menudo sillas de plástico, ya que este es un lugar de duelo, pero también de reflexión y hasta de conversación.

En esa necrópolis ya no hay lugar para nuevas sepulturas. Desde allí, a diario los deudos despiden a sus muertos, que son trasladados por empresas funerarias en avión hacia Turquía.

Junto a protestantes y judíos, pese a la burocracia

El nuevo cementerio musulmán en Wuppertal, señala Bouaissa, será un lugar modelo, y estará junto al antiguo cementerio protestante y al nuevo cementerio judío. «Tendrán un parque común a la entrada, pero serán tres cementerios con tres salas de ceremonias fúnebres independientes», explica.

Podría convertirse en un lugar de encuentro para excursiones escolares o grupos interesados en el tema de la multiculturalidad de los ritos funerarios. Ese es el plan. Pero Bouaissa se enfrenta desde hace 15 años a la burocracia de las normas alemanas, a veces a la administración local, y otras, a la del estado de Renania del Norte-Westfalia, responsables de modificar los reglamentos y las leyes.

En este contexto, recuerda a los cientos de miles de refugiados que llegaron entre 2015 y 2016: «Hay una gran cantidad de personas que no tienen ninguna posibilidad de volver a sus países». Por eso, también ellos necesitan lugares de sepultura aquí en Alemania.

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