“Cuidar el ahora” para “el mañana”, sugiere el Papa: Recordar esta crisis “nos ayudará”

“Cuidar el ahora” para “el mañana”, sugiere el Papa: Recordar esta crisis “nos ayudará”

Entrevista del vaticanista Austen Ivereigh

 

. “Resérvense para mejores tiempos, porque en esos tiempos recordar esto que ha pasado nos ayudará. Cuídense para un futuro que va a venir. Y cuando llegue ese futuro, recordar lo que ha pasado les va a hacer bien. Cuidar el ahora, pero para el mañana. Todo esto con la creatividad”.

El Santo Padre  concedió esta entrevista sobre la crisis causada por la pandemia de coronavirus al escritor y periodista británico Austen Ivereigh, autor de la biografía El Gran Reformador y el  libro sobre el pontificado Wounded Sepherd (Pastor herido)

Se trata de un artículo dirigido al mundo anglosajón y publicado hoy, 8 de abril 2020, simultáneamente en The Tablet (Londres) y Commonweal  (Nueva York). El diario español ABC, por su parte, ofrece el texto original en español.

Actividad en el Vaticano

En primer lugar, el entrevistador cuestionó al Papa sobre cómo estaba viviendo la situación de confinamiento en un sentido práctico y espiritual. Francisco explicó que la Curia intenta vivir con normalidad, sacar adelante el trabajo “organizándose por turnos para que no toda la gente esté junta en el mismo momento”.

En la Casa Santa Marta se han hecho dos turnos de comida y cada persona trabaja desde su oficina o habitación a través de las tecnologías, “aquí no hay ociosos”.

Oración y reflexión sobre el futuro

En cuanto al aspecto espiritual, el Papa confiesa que reza más “porque creo que debo hacerlo” y piensa en la gente: “Pensar en la gente a mí me unge, me hace bien, me saca del egoísmo. Por supuesto, tengo mis egoísmos”.

También reflexiona sobre el futuro: “¿Cuál va a ser mi servicio como obispo de Roma, como cabeza de la iglesia?”, pues “este después ya empezó a mostrar que va a ser un después trágico, un después doloroso, por eso conviene pensar desde ahora”. De hecho, informa, ya se ha organizado en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral una comisión que trabaja en este aspecto.

Acompañar al pueblo de Dios

“La gran preocupación mía –al menos la que siento en la oración– es cómo acompañar al pueblo de Dios y estar más cercano a él. Este es el significado de la Misa de las siete de la mañana en streaming (emitida en directo), que mucha gente sigue y se siente acompañada; de algunas intervenciones mías, y del acto del 27 de marzo en la plaza de San Pedro”, explica el Pontífice.

Este acompañamiento se traduce también en el trabajo de la Limosnería Apostólica en estas “situaciones de hambre y enfermedad”. “Estoy viviendo este momento con mucha incertidumbre”, reconoce, al mismo tiempo que lo considera “un momento de mucha inventiva, de creatividad”.

Misión de la Iglesia en la crisis

Con respecto a la misión de la Iglesia en este contexto de la COVID-19, el entrevistador ofreció un símil con la obra Los novios de Alessandro Manzoni, centrada en la peste de Milán de 1630. En ella aparecen el cardenal arzobispo Borromeo, que pasó a saludar al pueblo pero con la ventanilla bajada para protegerse y los frailes capuchinos que servían en el hospital a los infectados.

En este sentido, el Obispo de Roma señaló que “el pueblo de Dios necesita que el pastor esté cerca, que no se cuide demasiado. Hoy el pueblo de Dios necesita el pastor muy cerca, con la abnegación que tenían los capuchinos, que estaban cerca”. Asimismo, apuntó que “la creatividad del cristiano se tiene que manifestar en abrir horizontes nuevos, en abrir ventanas, abrir transcendencia hacia Dios y hacia los hombres, y redimensionarse en la casa”.

Decisiones políticas

En lo referente a las decisiones políticas tomadas por los gobiernos de los distintos países, el Papa Francisco apuntó que, si bien algunos de estos han tomado “medidas ejemplares”, “nos vamos dando cuenta de que todo nuestro pensamiento, nos guste o no nos guste, está estructurado en torno a la economía”.

Una política “de la cultura del descarte”, que se manifiesta en el rechazo a las personas con síndrome de Down antes de nacer, la eutanasia legal o encubuierta.

Y recordó la advertencia de Pablo VI en la Humanae Vitae, en la que se adelantó al neomaltusianismo por el que hoy se selecciona a la gente “según la posibilidad de producir, de ser útil”. Y aludió al ejemplo de Las Vegas en los últimos días en los que los hoteles estaban vacíos y los sin techo permanecían en el parking como fruto de esta teoría.

Conversión ecológica

Después, Francisco habló sobre la posibilidad de una conversión ecológica a partir de este momento de recesión, señalando que la naturaleza no perdona nunca. Esta está respondiendo con catástrofes a la “memoria selectiva” de los seres humanos que nos hace olvidar y no atender debidamente estas cuestiones y otras esenciales, como las muertes inútiles en las guerras.

Ante ello, Francisco llama a “recuperar la memoria”: “Este es un tiempo para recuperar memoria. No es la primera peste de la humanidad. Las otras pasaron a ser anécdotas. Debemos recuperar la memoria de las raíces, de la tradición, que es memoriosa”. Se trata, por tanto, de “una conversión con la memoria”.

Crisis como oportunidad

Esta crisis que afecta a todos, ricos y pobres constituye una llamada de atención a la hipocresía: “Me preocupa la hipocresía de ciertos personajes políticos que hablan de sumarse a la crisis, que hablan del hambre en el mundo, y mientras hablan de eso fabrican armas”. Y ”este es un tiempo de coherencia. O somos coherentes o perdimos todo”, aclara el Pontífice.

“Toda crisis es un peligro pero también una oportunidad. Y es la oportunidad de salir del peligro. Hoy creo que tenemos que desacelerar un determinado ritmo de consumo y de producción (Laudato si’, 191)”, reconectar con “nuestro entorno real”, lograr una conversión a una economía menos líquida, más humana” e, insiste, sin perder la memoria de todo esto que pasó.

Ver al pobre

El Pontífice también se refirió a que ahora es el momento de la contemplación, una dimensión que la humanidad debe recuperar. En esta línea, remarca que es “el momento de ver al pobre”, pues Jesús indica que “a los pobres los tendréis con vosotros” y se encuentran ocultos “porque la pobreza es pudorosa”.

“Están ahí, pasamos al lado pero no los vemos. Son parte del paisaje, son cosas” y observar a los pobres “significa devolverles la humanidad”. Para el Obispo de Roma, “no podemos hacer una política asistencialista parcial” y se atreve a dar un consejo, remitiendo a las Memorias del subsuelo de Dostoievski: Tratar a las personas como tales, “decirnos muchas veces: ese pobre tuvo una madre que lo crio con amor. Después, en la vida no sabemos lo que pasó. Pero pensar en ese amor que recibió, en la ilusión de una madre, ayuda”.

Observarlos de esta manera “puede ayudar a descubrir la piedad, la pietas que es una dimensión hacia Dios y hacia el prójimo. Descender al subsuelo, y pasar de la sociedad hipervirtualizada, sin carne, a la carne sufriente del pobre”. Esta es “una conversión que tenemos que hacer. Y si no empezamos por ahí, la conversión no va a andar”.

Santos de la puerta de al lado

El Santo Padre también tiene en cuenta a “los santos de la puerta de al lado en este momento difícil”: médicos, religiosas, sacerdotes, operarios, muchos de los cuales han muerto sirviendo

Así, cita una frase de la obra I promesi sposi “No he visto nunca que Dios comience un milagro y no lo termine bien”, pues, “si reconocemos este milagro de los santos de al lado, de estos hombres y mujeres héroes, si sabemos seguir estas huellas, este milagro terminará bien, para bien de todos. Dios no deja las cosas a mitad de camino. Somos nosotros los que las dejamos y nos vamos”.

“Es un lugar de metanoia (conversión) lo que estamos viviendo, y es la oportunidad de hacerlo. Hagámonos cargo y sigamos adelante”, agrega.

Ancianos, jóvenes y empobrecidos

En la entrevista, el Papa comenta también “la soledad y el abandono, la distancia” que sufren los ancianos, remarcando que “siguen siendo raíces” y que deben dialogar con los jóvenes “brote, follaje”, pero que necesitan “la raíz” para dar fruto.

A los ancianos les pide seguir soñando y a los jóvenes los anima a mirar par adelante: “Que el sueño de los ancianos corresponda a la profecía de ustedes”

En cuanto a los empobrecidos por la crisis, Francisco los define como “los despojados de hoy, que se suman a tantos despojados de siempre” y llama a la gente a “entrar en este mundo”: “Que se hagan cargo de la historia y de los despojados”.

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