Se espera para marzo el veredicto sobre el milagro. Después, la canonización en Argentina. Con la esperanza de que el Papa esté presente.
Falta poco, poquísimo, para saber si el Cura Brochero –el “cura gaucho” tan querido en Argentina- podrá dar el gran paso y subir a los altares después de haber sido beatificado en 2013. “El veredicto de la comisión de 7 médicos de la Pontificia Congregación para la Causa de los Santos, que está estudiando en Roma el posible milagro, debería conocerse en marzo”, confirma Mons. Santiago Olivera, arzobispo de la ciudad argentina de Cruz del Eje y postulador de la causa de canonización. “Después, la palabra pasa a la comisión de teólogos, luego a los obispos y cardenales y por último el decreto llega para que lo firme el Papa”.
El milagro en cuestión sería la veloz recuperación de una niña brutalmente agredida por el padrastro y por su madre. Según la Agencia Católica Argentina (AICA) la niña se llama Camila Brusotti, nació en la ciudad de San Juan y su padrastro Pedro Oris y su madre, Alejandra Ríos, la golpearon severamente.
Monseñor Olivera acaba de volver del Vaticano, donde ha presentado ante la Congregación para la Causa de los Santos los resultados de las pericias realizadas en Argentina. “Naturalmente son procedimientos que se deben realizar con reserva”, explica. “Sin embargo, este no es el único caso; hay muchos que se refieren a parejas que no podían tener hijos o bien a personas curadas de problemas cardíacos”. El primer milagro atribuido a Brochero, que fue decisivo para la beatificación, tuvo en cambio como protagonista a un niño que se recuperó de un terrible accidente automovilístico de una manera que no pudo ser explicada por los estudios médicos que se realizaron posteriormente.
En Roma, Olivera estuvo también con el Papa Francisco. “La propuesta era pedirle al Santo Padre, en el supuesto que él venga para Argentina, que Brochero sea canonizado en Córdoba. Lo aceptó con mucho gusto, incluso escribió una tarjeta para nuestra diócesis donde manifiesta su “vivo deseo” de una pronta canonización de Brochero”. Aunque eso no quiere decir, afirma el postulador, “que haya una vía preferencial para el cura gaucho”.
De todos modos la devoción de Francisco por Brochero no es ningún misterio y lo confirma Mons. Olivera. “Es cierto, porque entre otras cosas era un cura que quería mucho a los jesuitas y a los ejercicios espirituales”. Y relata un episodio cuyo protagonista es el Papa: “En 2009 Bergoglio, que en aquel momento era arzobispo de Buenos Aires, hizo un elogio de Brochero, citándolo como ejemplo de “sacerdote que sale”, que va al encuentro”. Es la misma idea de Iglesia que tiene Francisco, una Iglesia que está en medio de la gente, y que se puede resumir precisamente con la definición que el Papa da de Brochero: ‘un pastor con olor a oveja’”.
El vicepostulador de la causa de canonización, el sacerdote jesuita Julio Merediz, también contó una anécdotaparecida: “Él estaba de visita en su casa de Villa Cura Brochero (el pueblo donde ejerció su ministerio y falleció el cura, cerca de la ciudad de Córdoba). Había camarógrafos de varios medios periodísticos y yo escuchaba que repetía: ‘Imitemos al padre Brochero, que salía y salía –lo dijo varias veces- salía a buscar a la gente, a los leprosos, a los enfermos, a los pobres…’”. En efecto, Brochero, murió pobre y leproso, después de haber recorrido a lo largo y a lo ancho, a lomo de mula, todo el valle de Traslasierra, una hermosa región de la provincia de Córdoba que hoy es famosa por sus paisajes serranos pero que en la época del cura gaucho era una tierra difícil, en cierta forma parecida al “far west” norteamericano.
En aquel lugar, donde casi no había nada, el padre Brochero fue mucho más allá de la sola evangelización, a tal punto que su obra resultó decisiva para el desarrollo de la región. El “cura con olor a oveja”, junto con sus fieles, construyó escuelas, caminos, capillas y oficinas de correo y sobre todo fundó una Casa de Ejercicios Espirituales que hasta la actualidad sigue funcionando (y que atrae también a muchos no católicos).
Precisamente la Casa de Ejercicios (inaugurada en 1877) es el nexo que une al Cura gaucho con Catalina María de Rodríguez, la fundadora de las Esclavas del Corazón de Jesús, congregación que en 1880 se hizo cargo de su funcionamiento y continúa hasta hoy con esta obra de Brochero. Mons. Olivera también presentó en Roma el resultado de los estudios que se realizaron precisamente sobre un posible milagro de la religiosa (“se refiere a una persona que estaba por ser declarada clínicamente muerta y sin embargo se recuperó”, explicó), y en el caso de que sea confirmado daría nuevas esperanzas a los que –y son muchos en Argentina- quisieran que sea reconocida como beata.
Si todo procede como está previsto, la fecha ya fue elegida. “Sería hermoso tener al Papa en Córdoba en 2016 –antes del Congreso Eucarístico Nacional- para festejar a Brochero y a Catalina junto con todos los fieles”.
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