Nacida hace algo más de dos años en el seno de un matrimonio de la Federación de Familias de Schoenstatt, la corriente fue ganando corazones en muchos puntos del país y de América Latina.
Con más de 10.800 km recorridos y más de 12 localidades visitadas, la Cruz peregrina de la corriente “Cruz de la Nueva Unidad”, bendecida en el Santuario original de Schoenstatt, está dejando huellas en los corazones a lo largo y a lo ancho de nuestro país.
La iniciativa surgió en 2020, en un contexto de incertidumbre y dolor ante las acusaciones contra el fundador de Schoenstatt, pero también en medio de la pandemia, y más tarde de una nueva guerra que todavía conmueve al mundo.
“Sin dudas, son tiempos de cruz, que nos hacen alzar la mirada al cielo, y dejar todo a los pies de la Cruz”, explican sus fundadores, Cecilia y Javier Carbonere. “Allí Cristo hace nuevas todas las cosas y María permanece siempre fiel. Desde el costado abierto de Cristo, se derraman todas las gracias que sanan, dan vida y renuevan la tierra”, añaden.
“Cruz de la Nueva Unidad” es el nombre que identifica esta corriente, porque es desde esta experiencia de amor y fidelidad desde donde se quieren buscar nuevos caminos de encuentro y estar unidos en Cristo y María como familia de la Iglesia.
Con el anhelo de llevar la Cruz de la Unidad al mundo, comenzó a peregrinar, dentro de la familia de Schoenstatt, una imagen que el padre Pablo Pol bendijo a mediados del 2022, en el Santuario Original.
Esa cruz peregrina, que actualmente se encuentra visitando diferentes Santuarios y localidades de la Argentina, inició su recorrida en el recién bendecido Santuario de Corrientes y, desde allí, fue acompañando fiestas patronales, aniversarios, celebraciones y uniendo corazones desde Mar del Plata, Paraná, Bahía Blanca, 9 de Julio, Villa Ballester, La Plata, y hasta Tierra del Fuego, donde peregrinó a la ermita más austral del mundo.
Además de esa cruz peregrina, los miembros del movimiento se unieron internacionalmente, a través de vigilias, con la Cruz de la Unidad. Distintas comunidades de la Argentina, México, Ecuador, Bolivia, Costa Rica, Estados Unidos y Uruguay se conectaban cada miércoles, para rezar juntos en torno a Cristo y María.
“Fue una experiencia de verdadera familia, en la que cada región nos invitó a reflexionar, a conocer su historia, sus cantos, su gente, y a rezar por las intenciones de esta corriente de vida, para dejarlas a los pies de la Cruz”, explican desde la organización.
La particularidad del recorrido de la cruz es que no hay un “calendario pre-establecido”, sino que de manera espontánea y colaborativa, la Cruz de la Unidad va hacia donde Cristo y María la llevan. Las distintas comunidades la piden y. con la ayuda de todos, la imagen viaja y une puntos y familias.
Para conocer más sobre esta iniciativa, se pueden visitar sus redes sociales.
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