¿Se contradice el Vaticano a sí mismo?

¿Se contradice el Vaticano a sí mismo?

El 21 de diciembre de 2020, el Vaticano, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, emitió una nota, aprobada por el Papa Francisco, en la que se aclaraba el debate sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra el coronavirus, ya que una de ellas se había elaborado utilizando líneas celulares que provenían de tejidos obtenidos de dos abortos.

 

Al margen de la posición del Vaticano sobre el debate en cuestión, que aclaró que era moralmente aceptable, ante la coyuntura actual, y ante la remota responsabilidad moral, el servirse de la citada vacuna, hoy queremos traer otra reflexión de la citada nota.

En su punto 5, el escrito afirmaba que la vacunación debe ser “voluntaria”, matizando que la persecución del bien común la podían hacer “recomendable”.

Este es el apartado de la nota vaticana:

Al mismo tiempo, es evidente para la razón práctica que la vacunación no es, por regla general, una obligación moral y que, por lo tanto, la vacunación debe ser voluntaria. En cualquier caso, desde un punto de vista ético, la moralidad de la vacunación depende no sólo del deber de proteger la propia salud, sino también del deber de perseguir el bien común. Bien que, a falta de otros medios para detener o incluso prevenir la epidemia, puede hacer recomendable la vacunación, especialmente para proteger a los más débiles y más expuestos. Sin embargo, quienes, por razones de conciencia, rechazan las vacunas producidas a partir de líneas celulares procedentes de fetos abortados, deben tomar las medidas, con otros medios profilácticos y con un comportamiento adecuado, para evitar que se conviertan en vehículos de transmisión del agente infeccioso. En particular, deben evitar cualquier riesgo para la salud de quienes no pueden ser vacunados por razones médicas o de otro tipo y que son los más vulnerables.

¿Cómo se casa esa voluntariedad de la vacunación, a la que alude la nota, con el decreto que entra en vigor el próximo viernes en la Ciudad del Vaticano que obliga ―salvo prueba antigénica― a vacunarse a los trabajadores de la Santa Sede? ¿Se está contradiciendo el Vaticano a sí mismo? ¿Cómo una vacunación “recomendable” se vuelve en la práctica casi ―seamos serios, la mayoría de trabajadores vaticanos no podrán permitirse pagar un test cada pocos días― obligatoria?

“Estamos llamados a construir un mundo cada vez más inclusivo, que no excluya a nadie”, decía Francisco en el Ángelus del pasado domingo. Parece que en su propia casa no se excluirá a nadie… salvo a los no vacunados (contra el coronavirus).

El Vaticano ve “moralmente aceptable” utilizar vacunas que han usado células de fetos abortados

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