De constelaciones familiares y otras yerbas...

De constelaciones familiares y otras yerbas...

La primera vez que escuché acerca del eneagrama (un sistema de clasificación de la personalidad, una herramienta valiosísima para conocerse y conocer al otro que ayuda a entender lo vínculos con quienes nos rodean) y las constelaciones familiares (una terapia alternativa que toma elementos del psicoanálisis y la antropología social) me pareció casi tan esotérico como la güija de la que hablábamos en los patios del colegio cuando era una niña. 

Tuvieron que hablarme del asunto dos personas totalmente opuestas en valores, personalidad y circunstancias para que me lo tomara un poco más en serio. Hoy les doy las gracias en silencio por haberme animado probar genuinamente y abandonada de todo prejuicio la experiencia.

Hace cuatro años constelé el mal vínculo que tenía con un miembro de mi familia y cuya repercusión y consecuencias tenía miedo que afectaran a mis hijos y sobre todo a mi rol de madre (estaba embarazada de mi cuarto varón). Me sentía aterrada por estar frente a algo (la constelación en si misma) y alguien (la gente que asistía con inquietudes diversas a las mías) totalmente desconocidos. En lo único que me amparaba era en la presencia del Padre Raúl Bradley un cura jesuita, sabio como pocos, que debe ser uno de los que más ha trabajado en estos temas en Argentina.

Soy incapaz de poner en palabras lo que viví ese día. Solo puedo decir que es una experiencia que para creerla debe ser vivida, creída y digerida. La constelación abre heridas pero tiene la gracia de poder sanarlas al mismo tiempo. No importa que seas la protagonista o que solo participes viendo. A todos los presentes les llega una especie de "mensaje" único y especial. Es parecido a la huella que deja un buen libro en cada uno de los lectores, siempre distinto, siempre único, siempre exclusivo.

El día que constelé no entendía nada. Ni lo que era realmente, ni cómo lo que sucedió con gente que representaba a miembros de mi familia (incluida la persona que hacía de mi) replicaba fielmente los sucesos ya ocurridos o los que estarían por venir, los sentimientos que cada uno tenía y cómo pusieron en situación y palabras hechos que eran un fiel reflejo de la realidad.

Soy consciente de que hasta aquí, pocos excepto los que hayan escuchado del tema van a entenderme. Lamento no ser del todo clara, ojalá a este post se sumaran muchas más experiencias de gente que puedan dar más luz y testimonio sobre el tema.

Lo que me llevé "mágicamente" o para quienes crean en Dios "gracias a Dios", es la posibilidad de poder hablar de algo que me atormentaba sin romper en llanto. Tuvieron que pasar tres años y medio para que la "solución del conflicto familiar" que surgió allí mismo y fue representado, se consumara en una realidad. Fue entonces cuando el círculo de la constelación se cerró y el vínculo sanó. En ese momento es cuando se empieza a trabajar pero ya desde otro lugar (en terapia psicológica, con un sacerdote amigo o con quien creamos conveniente). No es para nada recomendable dejar de darle seguimiento a lo sucedido. Vamos, que no es una tontería.

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