En ambos casos, 2016 sería el año en que los dos adversarios deberían llegar a negociar definitivamente el fin del conflicto. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se opone a ambas resoluciones.
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu está utilizando toda la capacidad de influencia de la que es capaz su país para impedir que los Estados Unidos apoyen dos propuestas de resolución que se están tramitando ante la ONU, y que podrían ser discutidas antes de Navidad por el Consejo de Seguridad.
Para ello se reunió ayer en Roma con el Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry. La primera propuesta, tramitada por Palestina apunta a fijar una fecha para que en 2016 se llegue a una definición del conflicto con Israel y que este país se retire de los territorios ocupados. Netanyahu se opone a la idea al considerar que perjudicaría el proceso paz.
Sin embargo, el gobierno de Israel también teme la aparición de una segunda propuesta de resolución, promovida por Francia, sobre la que también debería pronunciarse el Consejo de Seguridad, y que dispondría que los dos adversarios lleguen en dos años a un acuerdo definitivo sobre la base de las fronteras de 1967, con intercambio de territorios donde éstas tengan que ser reconstruidas. La propuesta contaría con el apoyo de otros dos miembros del Consejo de Seguridad, Alemania y Gran Bretaña.
Netanyahu, que se opone también a esta resolución, solicitó a Kerry que los Estados Unidos hagan uso de su derecho a veto para impedir que prospere en el Consejo de Seguridad, siguiendo una larga tradición de fiel alianza con Israel.
Si bien la ONU sostiene, en sus resoluciones fundamentales sobre el conflicto, la necesidad de que sean reconstruidas las fronteras previas a la guerra de 1967, en Israel hay una mayoría política cada vez más consistente que rechaza esta hipótesis, que supondría la entrega de asentamientos realizados en violación de la disposición donde viven medio millón de israelíes. El propio Netanyahu ha declarado recientemente que su país no devolverá esos territorios.
Luego de reunirse con el premier israelí, Kerry voló a París para conversar con sus homólogos francés, británico y alemán y con la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, la italiana Federica Mogherini.
El dilema de la Casa Blanca, luego del fracaso de su intento de reactivar el proceso de paz entre israelíes y palestinos, es que el uso del veto irritaría a sus socios árabes en la lucha contra el Estado Islámico. Por otra parte, si bien la intransigencia de Netanyahu ha provocado más de una molestia en el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, el estado Israelí constituye para Washington una pieza clave en la región en la lucha contra el avance del jihadismo.
Hasta Navidad hay cinco días útiles para la discusión de las resoluciones antes de que en enero cambie la composición del Consejo de Seguridad, lo cual haría difícil para los palestino conseguir apoyos en su propuesta.
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