La historia de la comunidad judía platense está íntimamente entrelazada con la de ciudad, tal es así que apenas 25 años después del establecimiento de la capital bonaerense, comienza a escribirse la historia de nuestra Institución.
El 7 de julio de 1907 realizamos la primer asamblea, en un domicilio particular, donde resolvimos fundar una sociedad con fines benéficos para sus asociados que comprendía a los israelitas de la ciudad de La Plata y alrededores.
Durante la segunda reunión consensuamos los fines de la nueva institución: “esta será de Socorros Mutuos, buscará trabajo u ocupación a sus asociados, y fundará una biblioteca y una escuela nocturna para adultos”. Asimismo, se eligió el nombre de la sociedad: “Sociedad de Socorros Mutuos Ezra”.
En julio de ese mismo año aprobamos un extenso estatuto y rápidamente, en agosto de 1907, instamos a las mujeres de los asociados a integrarse para desarrollar actividades de interés femenino, considerando que así cómo la mujer es el pilar de la familia, lo es también de una comunidad. De esa forma conformamos una subcomisión de Señoras. Hoy en día las mujeres de nuestra comunidad ocupan lugares destacados, especialmente en lo que hace a Cultura y Educación.
El primer inmueble que tuvimos para utilizarlo cómo Sinagoga, y también para el desarrollo de otras actividades comunitarias, fue alquilado en calle 4 N° 1124 1⁄2
Ya en octubre de 1907 la asociación contaba con un total de 76 socios, de las cuales 19 eran mujeres. En noviembre comenzó a funcionar la Escuela en la que se enseñaba lectura y escritura del idioma nacional.
Durante la asamblea N° 18 realizada el 30 de agosto de 1908 decidimos modificar el nombre de nuestra institución, que pasó a denominarse “Unión Israelita Ezra”.
El 15 de octubre de ese año vivimos un hito dentro de nuestra comunidad, se realizó una fiesta para conmemorar la adquisición de una Torá para toda la comunidad. La palabra Torá se refiere a los cinco libros de Moisés: Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio. A su vez, en hebreo, Torá significa ley, doctrina y también, instrucción y enseñanza.
La Torá es un elemento fundamental para el funcionamiento de una Sinagoga, es leída en los servicios religiosos de todos los sábados (Shabat, nuestro día de descanso), así como también en otros eventos religiosos. Es tan importante que una Sinagoga no puede funcionar sin poseer al menos una Torá. En nuestro caso, afortunadamente contamos con 12, lo que permite un cómodo desenvolvimiento de los servicios religiosos a los cuales, en los momentos más importantes del año, asisten cerca de mil personas.
El propósito fundamental de la Sinagoga es servir como lugar donde los judíos puedan reunirse para rezar, y siendo que según nuestras creencias todos los hitos en la vida de una persona tienen su correlato espiritual, en la Sinagoga se desarrollan servicios vinculados a momentos tan importantes como, por ejemplo, nacimientos, casamientos y recordación de seres queridos difuntos. Ello sin dejar de lado el que tal vez sea uno de nuestros acontecimientos familiares-religiosos más conocidos por el público no judío: Los Bar y Bat Mitzvá, momento en el cual nuestros jóvenes (13 años los varones, 12 años las mujeres) asumen sus responsabilidades cómo adultos frente a Di-s.
La sinagoga sirve también cómo instrumento para la educación judía, de forma tal que todos los asistentes puedan llegar a valorar apropiadamente el sentido y y el significado de nuestra fe, tanto en la observancia de los ritos como en la práctica de nuestros mandamientos morales y éticos.
Hoy en día la importancia de una Sinagoga radica en ser el medio para el fortalecimiento de la educación judía (formal y no formal), para el desenvolvimiento religioso y espiritual de los integrantes de nuestra Comunidad, y para estimular la aplicación cotidiana de los valores del judaísmo en cada uno de los ámbitos de la vida.
Más allá de su nivel de devoción, y especialmente en la diáspora, los judíos encuentran en la Sinagoga un espacio con el cual identificarse cómo judíos. Un individuo puede también acercarse a una sinagoga para facilitar a sus hijos el acceso a oportunidades culturales y educacionales, o bien para mantener una adhesión familiar, incluso si ésta ya no posee significado religioso para él, pues posee un simbolismo invalorable.
En 1909 nuestra sociedad alquiló un nuevo local ubicado en calle 48 N° 812 y allí comenzó a desarrollar sus actividades. Ese mismo año la Comisión Directiva logró que la institución sea reconocida jurídicamente tras una ardua tarea.
El 17 de Octubre de 1961, la Institución tomó el nombre con el cual es conocida hasta el día de hoy: “Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) La Plata”.
En lo que atañe a la convivencia entre la comunidad judía con el resto de la sociedad, se puede afirmar que la misma siempre fue buena, generando eventos de participación mutua. La Kehila de La Plata tiene una participación activa en diferentes eventos de carácter público, como un januka urbano, ferias de colectividades, bailes, ceremonias, entre oros.
La comunidad platense tiene representación en DAIA, Vaad hakehilot, Juma y FACCMA, además de tener contacto permanente con AMIA Buenos Aires, mientras que con otras instituciones de distintas ciudades compartimos actividades como deportes, Rikudim y Hadraja.
Actualmente, la comunidad cuenta con un templo, una escuela de enseñanza laica (jardín y primaria), un shule (gan, iesodi y tijon), un espacio hadrajati, un club de la tercera edad, actividades deportivas, rikudim y un cementerio.
Los socios de la kehila participan en diversas comisiones directivas, participando activamente de la vida comunitaria, llevando a cabo una estructura de funcionamiento para brindarles un espacio a todos los socios. Actualmente, la comunidad está compuesta por alrededor de 2000 personas.
Finalmente, cabe señalar que el principal problema de la comunidad es la asimilación, especialmente en la franja etaria comprendida entre los 20 y los 30 años.
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