La comunidad musulmana inicia un Ramadán ensombrecido por la guerra en Gaza

La comunidad musulmana inicia un Ramadán ensombrecido por la guerra en Gaza

En la Franja, devastada por la guerra, hay pocos indicios de que este tiempo de oración, espiritualidad y comida festiva al caer la noche haya comenzado. Ayunar o no ayunar, la pregunta que se hace muchos fieles del islam, cuando lo esencial es sobrevivir

Para los musulmanes el mes del Ramadán es sinónimo de oración, espiritualidad y comida festiva al caer la noche. Pero este año el sufrimiento de los palestinos de Gaza y la incertidumbre sobre una tregua entre Israel y Hamás ocupan todas las mentes.

La guerra, desencadenada el 7 de octubre por el ataque sin precedentes del grupo terrorista en el sur de Israel, entró el jueves en su sexto mes y hace temer una escalada regional.

Sentada en medio de los escombros, Nevin al Siksek agita una linterna de plástico para distraer a su nieta frente a su carpa en Rafah, en el sur del territorio donde subsisten hacinadas cerca de un millón y medio de personas.

Estas lámparas tradicionales, llamadas "fanus", son típicas del mes de ayuno, uno de los cinco pilares del Islam.

Este año, en este territorio palestino devastado por la guerra, estas lámparas son el único indicio de que viene el Ramadán, que comenzará con la luna creciente, el domingo o el lunes.

La muerte, la destrucción y la amenaza del hambre eclipsan todo el resto.

En lugar de comer cordero y los tradicionales pasteles en su hogar en el norte de Gaza, Nevin y su familia romperán el ayuno en la tienda de campaña que comparten con otros desplazados. Si encuentran algo para comer.

"No tenemos nada", afirma. Antes el Ramadán era "vida, alegría, espiritualidad, decoraciones y una atmósfera maravillosa", recuerda su marido, Mohamed Yaser Rayhan, de 26 años.

- Ayunar o no ayunar dadas las circunstancias -

Las informaciones sobre los habitantes de Gaza que comen hojas o caballos para sobrevivir abruman a Saif Hindaui, padre de familia jordano de 44 años.

"En Jordania, los precios son altos, pero siempre se pueden comprar productos en el mercado", relata desde la capital jordana, Amán. Pero en Gaza, "no se pueden encontrar alimentos básicos. Usan forraje para animales para hacer pan", detalla.

Nurunisa, un ama de casa de 61 años que vive en la provincia de Achín en Indonesia, cuenta que cada vez que reza piensa a sus "hermanos y hermanas de Gaza".

La guerra fue desencadenada por el ataque sin precedentes de Hamás el 7 de octubre en el sur de Israel, que causó la muerte de al menos 1.160 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP realizado a partir de datos oficiales israelíes.

La ofensiva militar israelí en represalia causó, hasta la fecha, 30.800 muertos en Gaza, en su mayoría mujeres y niños, según el ministerio de la salud del movimiento islamista.

Desde el comienzo de las hostilidades, la frontera entre Israel y el Líbano es escenario de intercambios de disparos casi diarios entre el movimiento Hezbolá afín a Irán, que es aliado de Hamás, y el ejército israelí. Decenas de miles de habitantes tuvieron que huir.

En el sur del Líbano, Mariam Awada, maestra jubilada, dice que no puede ayunar debido al estrés. "Conozco mis limitaciones, mi condición física y psicológica", explica a la AFP.

En Yemen, país sumido en una grave crisis humanitaria tras casi diez años de guerra civil, los rebeldes hutíes, cercanos a Irán, multiplican los ataques contra buques en el mar Rojo y en el golfo de Adén, que acusan de estar vinculados a Israel.

Estas milicias afirman que actúan en "solidaridad" con Gaza.

En el puerto de Hodeida, blanco de ataques de represalia de Estados Unidos, los comercios cierran habitualmente y los habitantes tienen miedo a salir.

"Cuando los ataques comenzaron el negocio se desmoronó", resume Mohamad Ali, de 28 años, gerente de un restaurante que enfrenta dificultades para pagar el alquiler. "Si la situación continúa la única opción será cerrar".

- ¿Romper el ayuno? -

En Somalia también preocupa la crisis del mar Rojo, y Abdirahim Ali, un comerciante de Mogadiscio, teme que una subida de los precios que "afecte a la gente durante el Ramadán".

Más cerca de Gaza, los musulmanes de Jerusalén Este, una zona ocupada por Israel desde 1967, están preocupados por la posibilidad de que haya incidentes violentos en la Explanada de las Mezquitas, donde decenas de miles de fieles acuden a rezar durante el Ramadán.

Este sitio, llamado Monte del Templo por los judíos, es el tercer lugar más sagrado del Islam y es el lugar más sagrado del judaísmo.

El gobierno israelí aseguró que se permitirá a los fieles musulmanes rezar como en "años anteriores", pero eso no tranquiliza a Ahlam Shaheen, de 32 años, que trabaja en un centro comunitario cerca de la mezquita Al Aqsa.

Presenció enfrentamientos entre jóvenes palestinos y policías israelíes en la explanada durante el Ramadán en 2021 y teme nuevas tensiones. "Estamos exhaustos por esta guerra", afirma.

En El Cairo, una de las ciudades más festivas del mundo musulmán durante el mes de ayuno, una estudiante originaria Gaza explica a la AFP que el Ramadán le resultará muy difícil.

"Mis hermanos y hermanas ni siquiera pueden comer una vez al día. ¿Nosotros debemos romper el ayuno y hacer 'el suhur' (última comida antes del amanecer) como si todo fuera normal"?, se pregunta la joven, que no quiere dar su nombre por razones de seguridad, ya que su familia sigue en Gaza.

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