Componen una canción a Mama Antula en la antesala a su canonización

Componen una canción a Mama Antula en la antesala a su canonización

La composición en su honor se titula "Peregrina del Señor" y fue compuesta por Magdalena Vaccarezza. Ilustra la importancia de la fidelidad en la Iglesia, de cumplir con la propia misión.

En vísperas de la canonización de María Antonia de San José, más conocida como Mama Antula, quien se convertirá en la primera santa argentina el domingo 11 de febrero, se dio a conocer una canción en su honor escrita por Magdalena Vaccarezza, con arreglo y guitarra de Matías Cifuentes y las voces de Heidi Fauth y Daniel Abella. La edición y mezcla son de Marcelo Cornut.

“En la canción quise pintar el interior de Mama Antula, cómo su vida santa y entregada fue y es instrumento para que tantas almas se acerquen a Dios. También, la importancia de la fidelidad en la Iglesia, de cumplir con la propia misión”, explica Vaccarezza en declaraciones a AICA.

En el texto de la composición, se la define además de esta manera: “Mama Antula peregrina, misionera del Señor, / va llevando a todos lados la alegría de la salvación”.

La autora, miembro del Grupo de Música Litúrgica, compuso recientemente el himno “Testigo del Amor”, con motivo de la beatificación de Eduardo Pironio, a pedido de monseñor Ariel Torrado Mosconi, obispo de Nueve de julio.

La canción puede escucharse en la página del Grupo de Música Litúrgica. Allí figura también la partitura para los coros que la quieren aprender y cantar en las parroquias.

Letra de la canción

Una santa peregrina Argentina ve nacer,

se la llama Mama Antula, la protege San José.

A Dios toda se consagra y recibe la misión

de llevar con San Ignacio muchas almas al Señor.

Mama Antula peregrina, misionera del Señor

va llevando a todos lados la alegría de la salvación.

Su mirada está en el cielo y descalzos van sus pies,

la pobreza es su vestido, su riqueza está en la Fe.

Al igual que el Manuelito, a quien lleva con amor,

toda en una cruz se apoya, su descanso es el Señor.

Olvidada de sí misma y entregada toda a Dios,

el Espíritu la anima, le hace arder el corazón.

Va llevando la esperanza, luz donde hay oscuridad,

el consuelo y la ternura donde hay necesidad.

En las pruebas no se inquieta, las enfrenta con valor,

es humilde y tiene puesta su confianza en el Señor.

A la Virgen dolorosa siempre eleva su oración,

es la Madre providente que sostiene su labor.

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